Capítulo 27

26 21 0
                                    


Afra Tuedelaff

Llegué al baño y miré al espejo. Exel me estaba mirando fijamente en todo el desayuno. ¿Sabe que estuve en su despacho?

Lo sospecha, el sabe que alguien estuvo ahí. ¿Zyker sabe algo de esto? Más le vale que no.

Por la ventana del baño entra un cuervo blanco y se posa en mi hombro derecho.

No.

Unas trompetas se escuchan a lo lejos, unas melodías raras suenas, la ventana del baño se quiebra.

Un guardia de Zyker abre la puerta de golpe y me toma por el antebrazo. Muchos guardias me rodean. El salón se vuelve un campo de guerra. ¿Quienes son los otros? Las ventanas están quebradas, hay muertos en el piso, la sangre corre como un río. ¿Esto es una guerra? Corren de un lugar a otro mientras los guardias de uniformes diferentes se atacan. Estoy asustada. ¿Dónde está Zyker?

Los guardias de Zyker eran muy pocos, todos están muertos. Murieron tratando de protegerme. Solo quedan dos bandos.

Me intentan atacar pero rápidamente saco unas raíces y empujo a los dos guardias.

Grito cuando siento un ardor en la espalda. La sangre gotea al piso. Un guardia me ha cortado la espalda, cerca del ala negra. Vuelvo a gritar y muchos guardias caen al piso al entrar en el efecto de mi grito.

Un guardia corre a atacarme y levanto de golpe dos raíces, las enrosco en cada uno de sus brazos y muevo las manos haciendo que las raíces tiren en direcciones opuestas arrancando los brazos de su cuerpo.

La sangre me salpica, es totalmente asqueroso.

Otro guardia viene hacia mí, pero me distraigo viendo una sombra que cae sobre mí.

Segundos después estoy en el piso, suelto un grito de dolor, más guardias caen. Un candelabro del techo me ha caído encima. Saco raíces rompiendo el suelo y empujo el candelabro a un lado saliendo de abajo de él. El dolor se apodera de mí y las lágrimas salen sin parar.

No, no, no. Mi ala blanca está quebrada. No.

Todo se vuelve un caos; los guardias siguen matándose entre ellos. El sonido de las llamas de fuego se escuchan más cerca. Mi vestido está rasgado en variar partes.

La mayoría de los guardias están en el suelo. Todo a mi alrededor se está quemando, tengo que encontrar una manera de salir. Me limpio las lágrimas con el dorso de la mano.

—¡Afra! ¡¡Afraaaa!!—se escucha a lo lejos. Todo está en llamas. Tropiezo con cualquier cosa.  El humo entra en mis vías respiratorias y una tos me agarra.

Una mano ensangrentada me agarra y me arrastra por la multitud. Zyker.

No hay tiempo para mirar atrás. Salimos por las puertas traseras del castillo. Aquí afuera también hay guardias. Corremos, dejo atrás mis tacones y corro descalza ignorando las cosas que se encajan en mi pies. Zyker tiene un brazo ensangrentado. Su corona no está en su cabeza y su capa desapareció. El sudor baja por mi frente.

Miro hacia atrás sin dejar de correr, el castillo está en llamas.

—¡Corre!—grita Zyker.

Salimos del jardín llegando a una llanura, la hierva me llegar a la cintura. La onda de fuego llega a nosotros tirando nuestros cuerpos por los aires.

El castillo acaba de colapsar. Huele a fuego, a humo, a guerra.

El cielo da vueltas, mi ala quebrada duele el doble y el corte en la espalda aumenta su dolor. Suelto jadeos con lágrimas en los ojos. Todo se ve nublado. Zyker se arrastra hasta mí y cae a mi lado.

Las alas del atrix [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora