Introducción

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En la actualidad

-Porque tú eres yo... - Jungkook no terminó la frase.
-Y yo soy tú. – Jimin lo hizo por él.

Park Jimin sintió como las lágrimas rodaban por sus mejillas, a juego con las que adornaban el rostro del que iba a ser su marido. Su marido. Se estaban casando. Era increíble.

Miró las galaxias que existían en los ojos del hombre que estaba a su lado. Como casi cada vez, su sola presencia le dejó con la boca abierta. Jungkook siempre había sido atractivo para él, pero en esos momentos su belleza simplemente era de otro mundo.
El traje negro, en contraste con el blanco que llevaba él. Su pelo, también oscuro (que pronto habría que cortar, pero se había empeñado en dejarse crecer para la ocasión) abierto en el frente y estilizado hacía atrás. Jungkook le sonrió, con esa expresión llena de dientes que le hacía rejuvenecer. Jimin pensó que nunca se acostumbraría a todo lo que sentía cuando estaban juntos. Y, ¿sinceramente?, tampoco es que quisiera hacerlo.

...

Mientras recitaba sus votos, Jeon Jungkook pensó que se iba a desmayar. Tenía la garganta cerrada por la emoción, y las manos le temblaban sin control. Cuando Jimin terminó la frase por él y le miró, los ojos llenos de amor y lágrimas corriendo por sus mejillas, por fin sintió que podía volver a respirar y le sonrió. En el instante en el que su inminente marido le devolvió la sonrisa, de nuevo sintió que era el hombre más afortunado del mundo por haber conseguido una segunda oportunidad con él.

Y lo suyo le había costado. Aunque cada segundo había valido la pena para llegar a ese momento. A su lado tenía al hombre más maravilloso que alguien podría desear. Su belleza solo era comparable con el tamaño de su corazón. La chaqueta blanca que se amoldaba a su entallada cintura. Su pelo, rubio, peinado hacía un lado, lo que le daba el aspecto de un gran ejecutivo. Sus ojos que brillaban, convertidos en pequeñas ranuras debido a su amplia sonrisa. Ese era uno de sus Jimin favoritos. Aquel que no podía ver por la felicidad. Y se encargaría de que fuese ese Jimin durante el resto de su vida.

Intercambiaron los anillos. Dentro de cada uno de ellos una sola palabra, Perfectamente en el de Jungkook. Imperfectos en el de Jimin. Unidas formaban su frase.

...

Unos minutos después la ceremonia había terminado. Estaban oficialmente casados. Jimin se puso de puntillas para besar a su marido con esa timidez que a veces lo embargaba, pero este lo cogió de la cintura y lo apretó contra él para unir sus bocas. Profundizaron el beso hasta que los gritos de sus amigos les hicieron separarse.

Jungkook se rascó el cuello, ahora su turno de sentirse avergonzado. Jimin le golpeó suavemente el brazo, las mejillas sonrojadas. Y en ese instante fueron absorbidos por la efusividad de sus mejores amigos, que los rodearon en un tumulto de felicitaciones, abrazos y gritos. Todos y cada uno de ellos los habían acompañado durante su historia de amor. Y eran parte indispensable en su final feliz.

Se hicieron todas las fotos protocolarias con la familia, invitados y todo lo inevitable en un evento de esas características. Hacía unas semanas se habían hecho las fotos prenupciales en un maravilloso palacio en las afueras de Seúl. En esa ocasión Jimin había llevado la chaqueta negra y Jungkook era el que portaba la camisa blanca. Siempre en contraste. Y posaron con elementos coreanos, como un abanico acompañado por una suave tela que ondeaba al viento. Y los hilos rojos y azules como mandaba la historia tradicional.

...

Los recién casados entraron al salón de bodas al ritmo de su canción "There for you" de Troye Sivan. Les hicieron lo que parecían cientos de fotos mientras llegaban a su mesa. En ese punto habían roto un poco la tradición, ya que decidieron compartirla con sus 5 amigos más íntimos. Eso sí, las mesas con las familias de cada uno eran las más cercanas a la principal.

Jimin miró a su soulmate, su mejor amigo, Taehyung, quien lo esperaba con una mano en el corazón y su típica sonrisa cuadrada de felicidad. A su lado, Hoseok aplaudía entusiasmado intentando que Yoongi lo acompañase. Este intentaba mantener su típica fachada de indiferencia, pero su amplia sonrisa lo delataba.

Al otro lado de las dos sillas que estaban reservadas para ellos estaban los demás. Jin, el mayor apoyo de Jungkook, quien a duras penas contenía las lágrimas mientras su pareja, Namjoon le daba palmaditas en la espalda con cara de circunstancias. Se colocaron en sus respectivos sitios. Eso sí, después de haber abrazado de nuevo a todos los demás. Jungkook se burló de la emoción de su amigo, quien intentó pegarle y golpeó en su lugar el centro de mesa, lo que hizo que todos rompieran a reír mientras las orejas de Jin se volvían completamente rojas. Eran su familia.

...

Mientras esperaban a que empezasen a servir el menú de boda, Jimin apoyó la espalda en su asiento y respiró hondo. El día estaba siendo tan perfecto como siempre lo había imaginado o más. Pero su camino hasta llegar aquí no había sido de rosas. De hecho, habían estado a punto de perderse el uno al otro en más de una ocasión.

-Jiminssi, ¿estás bien? – le preguntó Jungkook con voz preocupada.
-Más que bien. Soy muy feliz, Jeon– Su marido unió sus manos – Estaba pensando en el día en el que te volví a ver en aquella fiesta y las ganas que tenía de largarme... -Jungkook rio - Y ahora estamos aquí. – continuó Jimin. Sintió que volvía a emocionarse.

Jungkook levantó sus manos unidas y le besó los nudillos. Entendía lo que quería decir su marido. Por suerte, todo eso formaba ahora parte de su pasado. De hecho, la suya era una gran historia. De esas que se podría escribir sobre ellas. No pudo evitar recordar el momento en concreto que Jimin había comentado.

Y eso que aquel ni siquiera era el verdadero día en el que todo empezó...

But He Fell Harder [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora