Si la mirada color fuego de Charlotte tuviese el mismo poder del elemento, Sean Hardey estaría ardiendo en llamas y ella disfrutaría al ver cómo empezarían a formársele ampollas en el cuerpo hasta reventársele.
Escucharlo suplicar por ayuda, clamando a un Dios que, simplemente, se burlaría al ignorarlo, pero eso no sucedía, no tenía tanto poder y al único a quien Dios no había escuchado había sido a ella.
El sospechoso se encontraba sentado frente a ella, a su lado derecho, la hermana y al lado izquierdo, el abogado que el Estado le había otorgado.
Interponiéndose entre la fiscal 320 y el imputado por homicidio calificado, se encontraba una mesa de acero inoxidable, la cual estaba sumamente fría, y la puerta era custodiada por un funcionario policial.
Frente a Hardey y de espaldas a Charlotte, se hallaba la ventana de expiación, la cual a simple vista era un espejo.
Charlotte se aclaró la garganta y se ajustó un poco el nudo de su corbata roja, tratando con esos movimientos estudiados, controlar sus impulsos y ser totalmente profesional.
A su mirada analítica no se le escapaban las evidencias de ese regalo que le había dado meses atrás a Hardey. La cicatriz aún rojiza en el pómulo izquierdo mostraba que había requerido varios puntos de sutura.
Sabía que interrogar a Hardey sería bastante complejo, estaba seguro de que el imputado ya había aprendido en interrogatorios anteriores lo que intentaría hacer con él.
Conocía las tácticas que usaría, por lo que debía ser más astuta y encontrar la manera de que soltara la lengua.
—¿Señor Hardey sabe por qué se encuentra detenido? —preguntó y la voz adusta presentaban al fiscal de sangre fría.
—Sí señorita, me han dicho que, por delitos menores, pero no sé exactamente cuáles —contestó con una falsa inocencia.
En Charlotte la rabia aumentó, por lo que tuvo que apretar la mandíbula, tratando de retener los impulsos de la pantera que luchaba por salir y obligar a la fiscal a seguir inmóvil en su lugar.
El hombre le esquivaba la mirada a Charlotte para que no sacara ningún tipo de conclusión.
—Hay más que delitos menores —confesó Charlotte con las pausas necesarias entre cada palabra—. Y está en todo su derecho de saberlo, le informo que tiene varias causas abiertas por robo, extorsión y posesión de narcóticos... pero esos solo son pequeños ítems que adornan su expediente. —Con movimientos seguros abrió la carpeta sacando una foto en la que evitó posar la mirada, y la deslizó sobre la mesa de metal—. ¿Conoce a esta mujer?
—No tiene que contestar —le aconsejó el abogado defensor.
—Tiene que —exigió Charlotte cortante a su colega en frente sin dejarle opciones a protestar.
—No... no la conozco su señoría —respondió dubitativo sin mirar a la fiscal a los ojos—. No creo haberla visto antes.
—¿Está seguro? Mírela bien, tiene tiempo suficiente, nadie lo está presionando, vamos, concéntrese —instó de manera amable, cuando en realidad solo quería sacarle la respuesta a golpes.
Sean miraba la fotografía y Charlotte pudo ver como tragaba en seco, y el parpadeo duró más de lo normal. En realidad, había cerrado los ojos por segundos, tratando de huir del pasado que evidentemente había reconocido.
¡Bingo! Ahí estaba lo que necesitaba. La mujer al lado del hombre también tenía la mirada fija en la fotografía, pero su semblante se encontraba desconcertado, por lo que decidió atacarla a ella. Quería saber hasta dónde sería capaz la mujer de encubrir a su hermano.
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Dulces Mentiras, Amargas Verdades ❧ Englot G!P
FanfictionLa directora de una prestigiosa firma de abogados y exitosa fiscal del distrito de Manhattan Charlotte Austin, vive sin restricciones, experimentada, aventurera, apasionada e intensa. No le gustan los compromisos y se verá envuelta en una explosión...