ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 34

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La mirada gris de Sun se encontraba atenta al dibujo que tenía en sus manos. Era un diseño sugerente de lencería en colores rojo y negro con atrayentes bordados que formaban una mariposa, mientras trataba de retenerlo ante los tirones que Meena le daba al boceto para quitárselo.

—Lo estás viendo Meena —la reprendió aferrándose a los diseños y los alejó de las manos inquietas de la chica.

—Es que quiero verlos mejor, además tú no sabes de eso.

—Te equivocas como hombre puedo dar mi opinión.

Meena se cruzó de brazos, desistiendo de las intenciones de arrebatarle a Sun el diseño y fingió molestia, como táctica para que el hombre cediera, pero él no se conmovió. Siguió estudiando el dibujo en sus manos.

—¿Crees que es buena idea? —preguntó Engfa y se removía incómoda en el sofá de cuero negro, mientras esperaba el veredicto de Sun, que con verlo fruncir los labios la ponía más nerviosa.

—Bueno, aunque me cueste ser objetivo, admito que el diseño es realmente atractivo. Al parecer la fiscal tiene más que leyes en la cabeza y hasta es una buena idea —dijo dándole un último vistazo y se lo entregó a Meena, que se lo arrebató de mala gana.

—Pero dame una opinión más concreta Sun —pidió Engfa y controlaba sus impulsos por llevarse las uñas a la boca y acabárselas a mordiscos.

—¿Quieres mi opinión como hombre? —indagó y desvió la mirada del diseño en las manos de Meena.

—¡Sun! No me hagas sufrir... obviamente por eso te la estoy pidiendo —dijo exasperada y apenas podía controlar la ansiedad que la embargaba.

—A mí me encanta —intervino Meena sin buscar la mirada de Engfa porque la tenía anclada en el diseño.

—Si esto lo tuviese puesto la mujer que me gusta, no aguantaría mucho para quitárselo. ¿Te sirve esa opinión? Porque ya sabes que no sé nada de tendencias.

—Creo que sí me sirve, pero ¿seguro te gusta? Porque si no es así puedes ser sincero y desisto de esta locura que ha metido Char en mi cabeza.

—Me gusta, en serio me gusta. Tanto como para decir que por fin la fiscal ha hecho algo productivo en tu vida. —Engfa abrió más los párpados y se tensó un poco. Él asomó un atisbo de sonrisa al ver la reacción esperada en ella. Definitivamente Austin le había ofrecido más que ideas productivas y eso ella no podía ocultarlo—. Es una idea que ni a mí se me hubiese pasado por la cabeza —agregó para darle un poco más de crédito a la fiscal, tal como ella esperaba.

—Eng, vamos a donarle el primer diseño a la divorciada que vive al lado de Sun. —Soltó Meena con toda la intención de ganarse la atención del afroamericano.

—¿Qué quieres decir con eso Meena? —preguntó el hombre fijando la mirada en la pelirroja.

Meena puso los ojos en blanco y se peinó el flequillo con los dedos.

—No sé, será que me he dado cuenta de cómo la miras y como te mira ella, saltan chipas en el ambiente.

—Solo es mi vecina, mi amiga y nada más —argumentó titubeante y desvió la mirada a Engfa quien empezó a reír.

—Amigos con derecho a quitarse las ganas.

—¡Ay Sun! Es algo que Meena y yo ya hemos notado. No puedes ocultarlo más. Deberías aceptar abiertamente la relación, ya hasta un hijo de nueve años tienes.

—Bien. —Se llevó las manos a las rodillas y se las frotó como mecanismo de defensa—. Ahora me hacen una emboscada —masculló insinuando las intenciones de ponerse en pie.

Dulces Mentiras, Amargas Verdades ❧ Englot G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora