ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 21

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La mirada oscura de la secretaria de Charlotte Austin, captó a la señorita Engfa Waraha y no pudo evitar el desconcierto de verla ahí, porque su jefa no le había informado acerca de la visita.

—Buenas tardes, Vivian —saludó, Engfa a la asistente, siendo amable con la mujer.

—Buenas tardes, señorita Waraha —correspondió poniéndose de pie, y en un acto reflejo que denotaba nerviosismo se alisó la falda negra de su uniforme, la cual hacía conjunto con una blusa roja.

—Quisiera hablar con la señorita Austin, por favor.

—Disculpe señorita, es que la señorita Austin no se encuentra en la torre, está trabajando en un caso —informó y en su voz se sentía el pesar de no poder complacerla.

—Entiendo, podría decirle que vine... O no, por favor no lo haga —dijo arrepintiéndose.

—Está bien, pero podría contactarla al teléfono móvil, siempre atiende las llamadas —le sugirió.

—Bien, eso haré, gracias Vivian... —Elevó su mano derecha en un gesto de despida y al mismo tiempo le pedía tranquilidad a la secretaria.

—De nada señorita, estamos para servirle —dijo con una amable sonrisa que hacía brillar sus ojos cafés.

Engfa se encaminó por el pasillo, sumida en la misma incertidumbre en la que estaba desde hacía tres días.

Definitivamente Charlotte la estaba evadiendo, le había desviado las llamadas, no estaba en la torre Austin, tampoco en fiscalía, todos le decían lo mismo, que trabajaba en un caso, pero ese caso no duraba las veinticuatro horas del día, bien podía llamarla o al menos un maldito mensaje, no se llevaría un minuto.

Sin pensarlo, solo dejándose llevar por esos impulsos que le asaltaban de la nada, buscó su iPhone y llamó a Thor, lanzando por sexta vez su orgullo al lodo.

—Aquí Thor, pero no te equivoques que no soy Chris Hemsworth, así que no hay autógrafos, ni fotos, ni nada que se le parezca. —Atendió con el humor de siempre.

—¿Cómo estás Thor? —preguntó, sin poder evitar sonreír ante las ocurrencias del rubio.

—Ya sabes cómo estoy... Y bueno, me siento muy bien, deberías darme permiso para llamarte cuñada.

—No lo sé, tal vez si algún día aparece tu prima, ¿o es que la abdujeron los extraterrestres y no me lo has dicho?

—No, en realidad la descuarticé y la tengo en un congelador en el sótano... ¿Aún no se reporta contigo?

—No, lleva tres días sin hacerlo, ¿seguro que aún tiene memoria?, ¿o solo fue mi parte la que se le borró del disco duro? Dile que no estoy en plan de hacer el remake de la película como si fuera la primera vez.

—Engfa, eso sería tierno, te imaginas enamorar a Charlotte todos los días... Qué te parece si te vas hoy al departamento y la esperas con un baby doll, champán y fresas, por algo se empieza... Eso sí, ni de mierda pongas velas —advirtió sin dejar de lado la broma que le estaba jugando a Engfa.

—Todavía no entiendo por qué no le gustan las velas.

—No es solo con las velas, es con el fuego... No le gusta, le tiene pánico, espero que no entre en crisis delante de ti porque sales corriendo.

—¿Por qué? —preguntó algo sorprendida, no sabía que el miedo de Charlotte hacia el fuego, fuese de tal magnitud.

—Me gustaría contártelo, pero es algo que no me corresponde. —La voz de Thor a través del teléfono cambió, de la bromista a la seria.

Dulces Mentiras, Amargas Verdades ❧ Englot G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora