ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 17

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Charlotte entraba al gimnasio con una toalla blanca sobre el hombro derecho, y las mezclas de ARMIN retumbaban en el lugar, mientras Thor hacía desplantes con pesas en cada una de sus manos.

—¿Qué haces primo? —saludó Charlotte en un grito de buen ánimo, tomando la toalla y estirándola, la soltó con fuerza largándole un latigazo al rubio en el costado izquierdo.

—¡Te parto la cara! —exclamó Thor ante el dolor al tiempo que dejaba caer las pesas y se levantaba la camiseta negra que llevaba puesta, observando la marca enrojecida e hinchada que se le hizo inmediatamente ante el aguijonazo.

—Tampoco es para tanto —acotó Charlotte en medio de una carcajada y tomando el control para bajarle un poco el volumen a la música.

—Te puedo poner una pesa por la cabeza y diré tampoco es para tanto —dijo con tono burlón mientras se acariciaba la zona afectada.

—Thor últimamente, es decir desde hace unos meses te noto algo cambiado, más serio... Ni siquiera traes amigas al apartamento...

—No vengas con tus mierdas de sexóloga de mala muerte, que estoy bien, estoy perfectamente bien... Solo que ahora voy a otro lugar.

—Será de día... Me entero que hay un club para reverse gangbang que abre sus puertas en horarios de oficina.

—Para tu información, los hay para las veinticuatro horas del día, yo sí busco lugares aptos, no como tú que andas comiendo encima de la barra —dijo lanzándole la indirecta de haberla visto con Engfa.

—¿Acaso no es ese el lugar para comer? —inquirió con sarcasmo—. No creo que te hayas traumado por eso, así que deja de joder con el temita sí.

—No lo digo por ti, sino por la diseñadora... —Soltó una carcajada—. Quien la viera tan elegante por la calle y le da a la intensidad con los jadeos, te estabas destacando prima. —Se acercó y le palmeó un hombro, con la mirada brillante ante la picardía.

—Solo son las ganas que le tengo —contestó guiñándole un ojo y encaminándose al reproductor de sonido—. Se me acumulan durante la semana.

—Yo traigo unas ganas acumuladas desde hace algún tiempo, que voy a necesitar de un milagro para comportarme —dijo sin pensar, solo dejándose llevar por sus deseos.

—¿Le traes ganas a una desde hace tiempo? ¿Tres días? —preguntó Charlotte con ironía, sabiendo que a su primo no había mujer que lo rechazara y mucho menos que él esperara.

—Más o menos —murmuró y en ese momento se dio cuenta de que había alargado el tema de conversación con Charlotte, ese en el cual le diría que mantenía una relación de noviazgo completamente casto con Megan, algo que estaba seguro ella no iba a creer, por lo que no se atrevía a contarle, nunca había sido un cobarde, pero temía que Charlotte no lo entendiera y entonces enemistarse con su prima, prefería eso a que Megan saliera de su vida, ya era demasiado tarde, era la mujer que había escogido para que entrara, la que quería que se quedara, le dio y se dio la oportunidad—. Bueno, me largo porque se me hace tarde... ¿Hoy sí vamos a almorzar juntos? —preguntó encaminándose a la salida.

—Sí, yo te llamo para acordar el lugar, invita a Diogo —pidió mientras buscaba una música acorde para practicar capoeira.

—Pensé que almorzarías con tu diseñadora —dijo endulzando el tono de voz, haciéndole saber a Charlotte que se daba cuenta de cómo la traía Engfa.

—Aún está de viaje, llega mañana.

—Se está tardando, seguro se habrá encontrado a un gigoló por allá, ya te mandará una postal con letras mayúsculas "VAI ALLA MERDA RIMANGO A MILÁN". —Soltó una carcajada después de haber pronunciado la frase en un perfecto italiano.

Dulces Mentiras, Amargas Verdades ❧ Englot G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora