51. Nᴜᴇsᴛʀᴀ ɴᴏʀᴍᴀʟɪᴅᴀᴅ

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𝐵𝑒 𝑟𝑢𝑛𝑛𝑖𝑛' 𝑢𝑝 𝑡𝘩𝑎𝑡 𝑟𝑜𝑎𝑑

𝐵𝑒 𝑟𝑢𝑛𝑛𝑖𝑛' 𝑢𝑝 𝑡𝘩𝑎𝑡 𝘩𝑖𝑙𝑙

𝐵𝑒 𝑟𝑢𝑛𝑛𝑖𝑛' 𝑢𝑝 𝑡𝘩𝑎𝑡 𝑏𝑢𝑖𝑙𝑑𝑖𝑛𝑔

-𝘙𝘶𝘯𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘜𝘱 𝘛𝘩𝘢𝘵 𝘏𝘪𝘭𝘭, 𝘒𝘢𝘵𝘦 𝘉𝘶𝘴𝘩-

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A la mañana siguiente, Dean se encontraba frente a la puerta de la habitación del motel de Kate. Se tomó un momento para reunir sus pensamientos antes de tocar suavemente. La puerta se abrió y Kate apareció, recién salida de la ducha, envuelta en una pequeña toalla que apenas cubría su cuerpo, dejando entrever un poco su pecho.

—Dean, mis ojos están más arriba.— dijo Kate con un tono juguetón.

Este se sintió un poco incómodo, desviando rápidamente la mirada. —Lo siento, solo... quería ver si te apetecía que desayunáramos juntos. Así podríamos pasar un rato antes de volver a la carretera.

La de la toalla sonrió, apreciando el gesto. —Claro. Dame tres minutos para que me vista.— dijo apartándose para dejarle pasar.

Dean entró en la habitación, dejando las bolsas de comida sobre la mesa de madera en el centro. Mientras esperaba, este observó la habitación, sus pensamientos revoloteaban entre el presente y los recuerdos de tiempos más simples.

Pocos minutos después, la castaña salió del baño vestida con unos shorts, una camiseta de tirantes, una camisa de cuadros y sus característicos botines. El rubio no pudo evitar sonreír al verla, la familiaridad de su atuendo le daba una sensación de normalidad que le resultaba reconfortante.

—¿Pasa algo?— preguntó la cazadora, al ver la reacción del hombre.

Este sacudió la cabeza aún sonriendo. —No...solo, me alegro de tenerte de vuelta.

Kate movió su pelo, algo incómoda ante sus palabras. —Bueno, aquí estoy. — dijo mientras se sentaba a la mesa. —Vamos a ver como está ese café.

Empezaron a sacar la comida de las bolsas. El cazador había traído tortitas, bacon y café, sabiendo que esos eran los favoritos de la castaña. Mientras desayunaban, el silencio inicial se disipó lentamente.

Este tomó un sorbo de café y se dirigió a la chica. —Deberías haberme dicho que estabas viva.

Kate suspiró, dejando su trozo de bacon crujiente a un lado. —Dean, ya os expliqué ayer por qué hice lo que hice. Pensé que era lo mejor para todos.

—Aun así. — insistió el rubio, la preocupación y el dolor se mezclaron en su mirada.

—Bueno, lo hecho, hecho está. — dijo la castaña zanjando el tema. —Dime, ¿hay alguna novedad que se haya dado en la vida de nuestro querido Sammy?

Dean se rio mientras masticaba un trozo de las tortitas. —Un día lo pillé en casa con una chica en el salón. Te juro, me sentí como si estuviera experimentando una escena de una película de adolescentes.

La cazadora rio y añadió una sonrisa. —¿Así que les interrumpiste?

El rubio se rio, sacudiendo la cabeza. —Nah, solo me aseguré de que supiera que estaba observando.

Ambos rieron, haciendo que la atmósfera se volviera más ligera. Kate dio un sorbo a su café y luego mira a Dean con curiosidad. —¿Y tú, qué hay de ti? ¿Has conocido a alguien?

Este se sintió un poco incómodo, no habiendo considerado la idea de una relación durante ese año. — Claro que no. ¿Por qué preguntas eso?

Kate se encogió de hombros, mirándolo con una sonrisa. —Porque es algo normal, que pasa. Si hubieras estado con alguien, lo habría entendido. 

EL NEGOCIO FAMILIAR | (Dean Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora