EL NEGOCIO FAMILIAR | (Dean Winchester)

1. Iᴛ's ᴍᴇ Hɪ!

𝐼𝑡'𝑠 𝑚𝑒, 𝘩𝑖

𝐼'𝑚 𝑡𝘩𝑒 𝑝𝑟𝑜𝑏𝑙𝑒𝑚, 𝑖𝑡'𝑠 𝑚𝑒

-𝐴𝑛𝑡𝑖-𝘩𝑒𝑟𝑜, 𝑇𝑎𝑦𝑙𝑜𝑟 𝑆𝑤𝑖𝑓𝑡-

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El cuarto estaba sumido en un silencio expectante, roto solo por el sonido del viento que ocasionalmente golpeaba la ventana. Sam y Dean se mantenían vigilantes junto a la cama de Kate, sumidos en sus pensamientos. De repente, esta empezó a mover un par de dedos, un pequeño signo de vida que inmediatamente captó la atención de ambos. Un suave sonido salió de sus labios, un murmullo casi inaudible, pero suficiente para que los Winchester se levantaran de golpe y se acercaran más.

—Kate... ¿puedes oírnos? —preguntó Sam con voz suave, inclinándose hacia ella.

Sus ojos avellana parpadearon lentamente antes de abrirse, mostrando confusión y dolor. Hizo un esfuerzo por enfocarse en los rostros familiares frente a ella.

—Sam... Dean... —murmuró, su voz rasposa.

El rubio se acercó aún más, con una sonrisa de alivio asomando en su rostro.—¡Bobby! —llamó, girándose hacia la puerta.—¡Está despierta!

El barbudo apareció en el umbral en cuestión de segundos, su rostro estaba iluminado por una sonrisa amplia y genuina. Se acercó rápidamente a la cama de Kate y, sin pensarlo dos veces, la envolvió en un abrazo cálido y protector.

—¡Bienvenida de vuelta, muchacha! —dijo con emoción—Nos tenías a todos preocupados.

—Gracias, Bobby... —murmuró sonriendo débilmente—Me siento... cansada.

El castaño se inclinó un poco más, mirándola con preocupación.—¿Recuerdas algo de lo que ha pasado durante el último año?

La cazadora ladeó la cabeza, su mirada vagando por la habitación hasta posarse en Dean, que ahora estaba apoyado en el marco de la puerta, observándola con una mezcla de alivio y tristeza.

—Eh, no, sólo recuerdo el caer y luego despertarme aquí. —dijo, con una tristeza palpable en su voz.

Bobby observó el intercambio y rápidamente entendió la necesidad de darle a Kate algo de espacio.

—Vamos, chicos —dijo, dirigiéndose a Sam y Dean—Kate tiene que descansar. Necesita tiempo para procesar todo esto.

Ambos asintieron, aunque a regañadientes, y se dirigieron hacia la puerta. El mayor de ellos se detuvo un momento antes de salir, mirando a la castaña con una expresión de remordimiento y cuidado.

—Si necesitas algo, cualquier cosa, solo mándanos un mensaje, ¿de acuerdo? —dijo Bobby antes de cerrar la puerta suavemente.

Kate asintió, agradecida por la preocupación y el espacio. Mientras la puerta se cerraba, dejó escapar un largo suspiro, permitiéndose por primera vez desde su regreso sentirse realmente segura y cuidada.

En el pasillo, ambos hermanos intercambiaron una mirada desconcertada.

—¿Por qué nos acabas de echar? —preguntó Sam, frunciendo el ceño.

Bobby, sin perder un segundo, les pegó una colleja a cada uno, haciéndoles tambalearse un poco.

—¡Ouch! —protestó Dean, llevándose la mano a la cabeza—Yo no he dicho nada.

Su figura paterna se cruzó de brazos, mirándolos con severidad.—Más os vale no agobiarla. —dijo, en tono firme.

El castaño abrió la boca para protestar.—Pero cuanto antes hablemos con ella, antes podremos saber el tipo de secuelas a las que se refería Crowley.