EL NEGOCIO FAMILIAR | (Dean Winchester)

37. Vᴜᴇʟᴛᴀ ᴀʟ ʀᴜᴇᴅᴏ

Después de casi un día entero en la carretera, el Impala finalmente se detuvo frente a la casa de Sioux Falls. El trío de cazadores descendieron del coche, estirando sus cuerpos adoloridos por el largo viaje. La familiar fachada de la casa de Bobby les proporcionó una sensación de alivio y hogar.

Al entrar, la casa estaba en un silencio inusual. Los tres intercambiaron miradas antes de comenzar a dejar sus cosas en la entrada. Justo cuando Dean iba a llamar a Bobby, lo vieron bajar las escaleras del piso superior, limpiándose las manos con un trapo.

—Ya era hora de que llegarais —dijo el de la gorra con su habitual tono gruñón, aunque había un brillo de alivio en sus ojos.

—Mystic Falls está un poco lejos —contestó el rubio con una sonrisa cansada.

Después de dejar sus pertenencias en sus respectivas habitaciones, todos se reunieron en la sala de estar. Bobby se sentó en su viejo sillón mientras los demás tomaban asiento a su alrededor.

—Cass nos hizo una visita rápida mientras que estábamos allí. —empezó Kate, rompiendo el silencio. —Nos dijo que Lucifer está rondando un cuerpo, buscando un recipiente adecuado.

El de la barba frunció el ceño, asintiendo mientras escuchaba. —He estado en contacto con otros cazadores. Todos están al tanto de Lucifer, pero nadie tiene pistas sobre dónde podría estar.

Sam, con el ceño fruncido, intervino. —Tal vez podríamos hablar con Cass de nuevo. Puede que haya descubierto algo más.

La cazadora negó suavemente con la cabeza. —Aunque sepamos dónde está, no sabemos como devolverle al infierno. Necesitamos una solución antes de enfrentarnos a él. — explicó provocando un asentimiento por parte del menor de los Winchester.

Dean maldijo entre dientes. —Maldita sea, Bela. Si no nos hubiera robado el Colt, ahora tendríamos una oportunidad.

Bobby hizo una mueca. —Desde luego, ese arma nos habría venido bien. 

—¿Quién es Bela?— preguntó la cazadora.

Sam suspiró.—Era una mujer que robaba objetos mágicos y malditos, los vendía en el mercado negro a ricos. Nos la cruzamos unas cuantas veces, en una de ellas nos robó el Colt, para intentar hacer un trato y evitar que la llevaran al infierno.

—Espera, ¿hizo un trato como el de Dean? - preguntó la castaña, obteniendo un asentimiento por parte del alto.—Así que perdisteis el único arma capaz de matar a todo tipo de ser sobrenatural. Una vez más, me seguís sorprendiendo.

— Ahora tendremos que buscar una alternativa o encontrar algo nuevo. — añadió Bobby.

Dean, claramente agotado, se levantó. —Bueno, yo antes de que nos pongamos modo 007 . Voy a echarme una siesta. Este viaje me ha dejado molido.

—Por supuesto, princesa descansa —vaciló el de la gorra.

Kate se levantó también, echando un vistazo a la cocina. —Voy a comprar algo de comer.—comentó abriendo la nevera y varios armarios.—Esta nevera no tiene más que cervezas. 

—Te acompañaría, pero voy a ver si encuentro algo que nos pueda ayudar a saber dónde puede estar el diablo —dijo Sam, sacando su portátil.

—No te preocupes —respondió la castaña con una sonrisa.—Traeré algo para hacer sándwiches, unos refrescos y ...

—Tarta—exclamó Dean. 

La cazadora sonrió —Sí, claro. Tarta.

El mayor de los hermanos se retiró a su habitación mientras Kate salía por la puerta principal, subiendo al coche para ir al supermercado más cercano. Sam abrió su ordenador y comenzó a buscar posibles casos en línea, esperando encontrar alguna pista que los ayudara a dar el siguiente paso. Bobby se quedó en su sillón, observando a Sam con una mezcla de orgullo y preocupación. Sabía que los tiempos venían difíciles, pero estaba muy orgulloso de los chicos en los que se habían convertido.