38. ¿Hᴀʏ ᴛʀᴀᴛᴏ?

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Kate frunció el ceño, sus manos apretándose en puños. Antes de que Crowley pudiera continuar con sus bromas, intentó chasquear los dedos para desaparecer, pero nada sucedió. Frunció el ceño y miró a su alrededor, dándose cuenta de la trampa dibujada en el suelo.

—Oh, bien jugado, cazadores. ¿De verdad creéis que podéis matarme? —preguntó con sarcasmo, sus ojos brillaban con una mezcla de irritación y diversión.

Sam sacó el cuchillo de Ruby, apuntando al demonio. —Con esto, terminaremos contigo.

Crowley levantó una ceja, evaluando la situación rápidamente. —¿Y si hacemos un trato? —dijo con una sonrisa astuta. Luego, con un movimiento calculado, sacó algo de su abrigo y lo mostró ante los cazadores.

Dean y Sam se quedaron boquiabiertos cuando vieron lo que Crowley tenía en la mano el Colt. Kate se tensó, reconociendo el arma legendaria.

—¿Dónde lo has encontrado? —preguntó Dean, tenso con una mezcla de sorpresa y codicia.

El demonio sonrió ampliamente. —Digamos que tengo mis recursos. Ahora, ¿Por qué no bajas ese cuchillo Alce? —dijo refiriéndose a Sam.

La tensión en el aire se palpaba mientras Kate, Sam y Dean evaluaban la oferta de Crowley. La castaña, con los ojos entrecerrados y la voz llena de sospecha, fue la primera en hablar.

—¿Por qué nos darías el Colt? —preguntó, sin apartar la vista del demonio.—Los demonios siempre os andáis con trucos.

Crowley sonrió con una mezcla de admiración y diversión. —Ah, se nota quién es la inteligente del grupo —dijo con un tono sarcástico.—Pero la verdad es que, para mis propósitos, tener a Lucifer caminando por la Tierra no me resulta conveniente.

Dean, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, intervino con desconfianza. —¿Y por qué es eso? ¿Qué tienes que ganar tú?

El demonio dio un paso hacia ellos, con mirada astuta y calculadora. —Lucifer es un maniático genocida que no discrimina entre demonios y humanos. Su idea de gobernar el infierno y la Tierra no encaja con mis planes de negocios. Necesito orden, no caos absoluto.

Sam, siempre escéptico, levantó una mano para detenerlo. —¿Cómo sabemos que es el verdadero Colt y no una trampa?

Crowley suspiró, claramente frustrado por la desconfianza de los cazadores. —Ah, la eterna desconfianza de los cazadores. Ya os lo he explicado, pero si tenéis un mejor arma para matar al ángel caído, adelante, no seré yo quién se interponga.

Kate dio un paso adelante, su mente procesaba rápidamente todas las posibilidades. —¿Qué pasará si Lucifer se entera de que nos diste el Colt? —preguntó, con voz firme pero con un matiz de curiosidad.

El del traje soltó una carcajada. —Si eso ocurriera, me escondería en el último rincón del planeta. Me convertiría en una rata si fuera necesario, pero Lucifer no me encontraría. Soy bastante bueno en desaparecer cuando la situación lo requiere.

Los tres cazadores se miraron entre sí, sopesando las palabras del demonio. Finalmente, Sam asintió lentamente, la decisión tomada en su mente. Dean y Kate intercambiaron una mirada antes de asentir también.

—Está bien —dijo el rubio, con un tono de voz decidido. —Aceptamos tu oferta.

Crowley señaló la trampa dibujada en el suelo, con una expresión que mostraba tanto alivio como satisfacción. —En ese caso, dejadme salir de aquí.

Kate, con una ligera presión de su zapato, desdibujó la trampa, permitiendo que el demonio se moviera libremente. Este sonrió y entregó el Colt a Kate, sus dedos rozándose brevemente antes de que se retirara.

EL NEGOCIO FAMILIAR | (Dean Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora