2.Aᴅᴏʟᴇsᴄᴇɴᴛᴇs

119 12 4
                                    

El Impala rugió hasta detenerse en la entrada de la casa de Bobby. El cielo estaba teñido de tonos anaranjados y púrpuras, indicando el final del día. Los tres se bajaron del coche, estirándose después del largo viaje.

Kate miró a Dean con determinación. Sam, notando la tensión en el aire, se acercó a su hermano y le quitó las bolsas de las manos.—Yo me encargo de esto. Nos vemos adentro —dijo, dándole una leve palmada en el hombro al rubio antes de entrar a la casa.

El mayor de los Winchester levantó la cabeza, observando a su hermano entrar. Luego se giró para enfrentar a la cazadora. Ella tenía la mirada fija en el suelo, sus manos jugueteaban nerviosamente.

—Dean, yo... —comenzó, su voz temblando ligeramente.—Lo siento. Cada día que pasa, recuerdo más cosas que hice y... siento mucho la manera en la que hice todo...sobre todo contigo.

—Bueno, no tenías filtro. No sabías distinguir las cosas —comentó, con una voz que intentaba ser comprensiva pero que aún mostraba la herida.

La castaña se apoyó en el Impala, mirando al suelo.—No intentes ser condescendiente conmigo, Dean. Dime lo que realmente piensas —insistió, levantando la mirada para encontrarse con la verde suya.

Este suspiró y se apoyó junto a ella en el coche.—¿Qué quieres que te diga, Kate? Claro que me dolió todo lo que hiciste. Fue difícil, por decirlo de alguna manera.

Se produjo un silencio entre ambos, lleno de emociones no expresadas. Kate volvió a bajar la mirada, sintiendo el peso de sus acciones.—Lo siento de verdad —dijo suavemente, su voz en apenas un susurro.

Dean se apartó del Impala, mirándola fijamente.—Ya está, Kate. No quiero seguir hurgando en un tema que ya ha pasado. Lo importante es que has recuperado tu alma, y vuelves a ser tú de nuevo.

Kate asintió, esbozando una pequeña sonrisa, llena de alivio.—Entonces, ¿eso significa que vas a dejar de evitarme? —preguntó con una leve esperanza en su voz.

El cazador soltó una pequeña risa, aliviando la tensión.—Supongo —respondió, sonriendo mientras se alejaba hacia la casa.

—Qué tierno, parece que por fin la ardilla y el colibrí hacen las paces —dijo Crowley, apareciendo de repente.

La castaña se giró rápidamente, encontrándose con el demonio. Sus ojos se estrecharon.—¿Qué ocurre, Crowley? —preguntó, con su tono lleno de desconfianza.

El demonio levantó una ceja y sonrió.—¿Esa es forma de tratar al que consiguió que tu alma volviera a tu cuerpo?

Kate suspiró, cruzando los brazos.—Podrías habérmelo dicho mucho antes. Así nos habríamos ahorrado lo de que caminara por ahí, sin alma.

—Claro—comentó dando un paso hacia ella, con su sonrisa ensanchada.— Porque no disfrutaste de ese tiempo sin preocupaciones, sin estar atada, sin que por una vez todo te diera igual ¿Verdad?

La cazadora hizo una respiración profunda, sin responder. Crowley la miró con una mezcla de diversión y seriedad.

—No te culpo por haber disfrutado de alguna manera. Yo también fui una vez, un traje de carne lleno de problemas e inseguridades. ¡PUAJ!—exclamó haciendo una cara de asco. —En cambio, desde que me convertí en demonio, me siento completo y muy poderoso.

—¿Me vas a decir qué te ha traído hasta aquí o piensas seguir aburriéndome con tu experiencia demoniaca?— dijo la joven, manteniendo su mirada fija.

—Ahí está ese carácter que tanto me gusta de ti.—Crowley chasqueó los dedos, sonriendo.— Sólo venía a ver cómo estabas, por si habían empezado las secuelas.

EL NEGOCIO FAMILIAR | (Dean Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora