CAPÍTULO 56- Subasta. Parte 1.

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CAPÍTULO 56- Subasta. Parte 1.

Antes de irse a casa, Kei llegó a la Capital para visitar a Diama, la Titán, pero ciertos problemas lo interrumpieron durante su camino.

Él visitará a Diama para ver cómo estaba y ver los resultados de su entrenamiento, pues ahora más que nunca necesita compañeras poderosas a su lado, pero mientras volaba en dirección hacia la tienda del padre de Diama, vio a dos hombres robando unas simples frutas. Kei comúnmente ignoraría eso y no le tomaría importancia, pero su sangre Molfer está tan caliente por la furia e impotencia que siente en su corazón, que inmediatamente bajó, y sin pensarlo dos veces, los atrapó por las piernas y los azotó contra el suelo varias veces, hasta que sus huesos estaban más rotos que un plato de vidrio al caer desde un edificio, y la sangre en el suelo parecía un gran charco de lluvia.

En el suelo están los cuerpos casi sin vida de esos pobres hombres, que son más huesos que carne por lo delgados que están, y algunos de esos huesos están saliendo de sus cuerpos.

Dos vagabundos que posiblemente han sufrido mucho más que Kei en la vida, y él no se detuvo a pensar en su situación.

Al ver lo que hizo, Kei cerró los ojos y usó su magia curativa en ellos, mientras las personas veían con cierto miedo a Kei, pero seguían con sus vidas, como si eso no estuviera pasando, pues eso es normal en ese mundo, así que prefieren ignorarlo para evitar meterse en problemas que les podría costar la vida.

Kei se siente una mierda en ese momento y quiere llorar, pero no quiere poner en ridículo el apellido Molfer. Le costó mucho trabajo lograr que Kei Molfer sea un nombre temido y respetado, y no lo arruinará llorando por esto.

Los hombres están desmayados, pero al menos sus vidas ya no están en peligro gracias a la magia curativa de Kei.

Las guardias de la ciudad vinieron por los hombres, y sin hacerle ninguna pregunta a Kei, se los llevaron.

Él intentó irse, pero la culpa lo consumía por dentro, después de todo, esos pobres hombres estaban tan hambrientos, que entraron en desesperación y cometieron un crimen en la Capital, sabiendo perfectamente que es un lugar protegido por la familia Molfer. Estaban tan desesperados por comida que incluso hicieron esa estupidez. Kei comprendió su sufrimiento y creó una barrera de tierra frente a las guardias, que se asustaron, se dieron media vuelta y se arrodillaron ante Kei.

Comúnmente Kei se pondría incómodo por eso, pero le duele tanto la cabeza que no puede tomarle importancia a eso.

Dos hombres, débiles, inútiles, seres inferiores a las mujeres solo porque una Diosa odia a los hombres porque su esposo se separó de ella por culpa de sus celos enfermizos.

Hombres que simplemente están condenados a sufrir por nacer con pene.

—Alimenten a esos hombres y quiero que les consigan un trabajo de cualquier cosa bien pagado. Están bajo mi protección. Si los dañan, recibirán una muerte lenta. ¿Entendido?

Ellas rápidamente asintieron, sin atreverse a hablar, y eso enfureció a Kei, por no recibir una respuesta verbal.

—¡Dije que si entendieron mi maldita advertencia, idiotas!

—¡S-sí!- Dijeron todas, llenas de miedo.

—Tsk... Ah...

Kei suspiró y siguió su camino, mientras reflexionaba sobre su comportamiento.

—Cada día soy más un Molfer... Sigo siendo Kei Edna... ¿Verdad?- Pensó, recordando a su viejo yo, aquel chico que defendía a los débiles de los bravucones.

Kei Edna nunca hubiera golpeado tan brutalmente a dos pobres vagabundos solo por robar para tener algo en sus estómagos, al contrario, les habría dado comida y ayudado a conseguir algún empleo, pero Kei Molfer actuó como un Molfer, usando la violencia como primera opción, algo que Kei odia, pero al mismo tiempo, disfruta hacer.

Soy un ser inferior con la habilidad de seducir mujeres.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora