Me Vuelves Loca

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Narra Meredith

La situación con Addison me tiene muy mal, bloquearla de mis pensamientos me provoca un fuerte dolor en el pecho, como si algo quisiera escaparse de mí, me tiene a sus pies y ni siquiera puedo decírselo. Ese beso del otro día me devolvió los pensamientos que tanto había querido evitar.

Hoy me sentí muy débil, con un dolor de estómago que no se iba con nada, creo que todo es psicológico, debo mantener mi mente enfocada en el trabajo.

Finn vino a verme luego de hacerle unos estudios a mi perro, siempre me mantiene al tanto, adoro eso, me da paz.

- De momento el cáncer se detuvo, lo estás cuidando muy bien, es un chico afortunado- dijo, dándome un beso y dibujandome una sonrisa.

- Es afortunado porque te tiene a tí, eres el mejor doctor que pudo tocarle - agregué, queriendo devolver aquel beso, pero un dolor fuerte en mi abdomen me hizo retroceder.

- ¿Estás bien? - preguntó, preocupado.

- Necesito vomitar - exclamé, él me alcanzó una papelera y solté todo lo que tenía en el estómago.

Levanté la mirada y ví a Addison, observándome desde las escaleras mientras hablaba con Mark, se veía molesta y decepcionada ¿Cuál es su problema conmigo? Me provoca y me odia al mismo tiempo.

- ¿Estás embarazada? - preguntó Cristina, llegando de repente y logrando que por poco me de un infarto.

- ¡Claro que no! ¡Por dios, no digas esas cosas! - exclamé, horrorizada por esa idea absurda.

- Pues algo te pasa, deberías hacer una consulta - dijo, ayudándome a tomar asiento mientras yo me retorcía del dolor.

- Llamaré a alguien - dijo Finn, buscando a algún médico o enfermera, es tierno.

Me atendieron rápidamente en urgencias, creí que todos estaban exagerando, pero resultó ser que tenía un fuerte caso de apendicitis, odio cuando otros tienen la razón. Me prepararon para la cirugía, sería rápida, pero aún así mis amigos y mi novio estaban muy preocupados.

Mientras la anestesia empezaba a hacer efecto, pude divisar a una linda muñeca a la que anheleba besar, creo que es por culpa de las drogas...

- ¡Pelirroja! - grité, mientras me llevaban al quirófano, ella por poco se esconde detrás de una planta al escucharme.

- Hola, Grey...- contestó con timidez, temiendo que las drogas me hicieran hablar de más.

- ¡Hablaremos luego! - grité como si estuviera a kilómetros de distancia, pero sólo nos separaban unos dos metros.

Me metieron al quirófano y ella fue lo último en lo que pensé antes de caer en un estado de inconsciencia.

Narra Addison

Estoy evitándola, pero es como si su existencia me persiguiera a todos lados, lo peor es que siempre le pasa algo, se las arregla para vivir al borde de la muerte.

Me quedé esperando a tener alguna respuesta sobre su estado, a pesar de todo, siempre voy a preocuparme por su salud. Por suerte, la cirugía no tardó demasiado, todo salió bien y pude volver a respirar tranquila. Paseé cerca de su habitación, rogando por que no se diera cuenta de mi presencia.

- ¡Addison! - mierda, me vió, no voltees, sigue caminando.

- ¡Doctora Montgomery Shepherd! - exclamó, deteniéndome en seco, no puedo ignorarla.

- Es sólo Montgomery ¿Qué quieres de mí, Grey? - pregunté, resignándome a hacerle una pequeña visita.

- Sólo saludarte - dijo, con una tierna sonrisa provocada por la anestesia.

No Te Odio // Meddison // Grey's Donde viven las historias. Descúbrelo ahora