Periodo de Duelo

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Narra Addison

Luego de casi dos horas, pude recuperar la consciencia, estaba algo desorientada, pero pude notar perfectamente a dos personitas que dormían conmigo, abrazándome y protegiéndome de todo.

- ¿Addie? - murmuró Mer, con voz de dormida.

- Sshhh, sigue durmiendo - dije, acariciando su cabello, necesita un descanso, fue uno de los días más horribles que hayamos vivido.

- ¿No quieres verlo? - preguntó, levantándose a duras penas, frotando sus ojos y enfocándose en mí.

- ¿Sigue aquí? - pregunté, sintiendo cómo un nudo empezaba a formarse en mi estómago.

- Dejaron su pequeño cuerpo en una incubadora para que pudieras verlo por última vez - explicó, señalando a una cunita de hospital que podía verse al fondo de la habitación.

Mis manos empezaron a temblar, no sé si quiero hacer ésto, no sé si puedo hacerlo. Al ver mi estado de pánico, Mer decidió acercar aquel diminuto bebé sin vida para que yo pudiera verlo. Lo cargó en sus brazos con el mayor cuidado del mundo, como si él aún pudiera sentir.

Lo trajo hacia mi cama y lo colocó cuidadosamente entre mis brazos, ni siquiera podía sentir su peso, era como un juguete. Acaricié su rostro helado, sus manitas y esos pequeños pies que le daban vida a mi vientre.

- Tu hermanita estará contigo, en dónde sea que estén, se llama Ella - le dije a mi bebé, contándole sobre mi hija con Mark, la cuál decidí abortar años atrás.

- También verás a Doc, es un buen perro, podrán jugar juntos por horas, sin dolor y sin cansancio - agregó Mer, sacándome una sonrisa a mitad de mi llanto silencioso.

- Te amo, Noah - dije, besando su carita diminuta y entregándolo nuevamente a los brazos de mi novia.

Ella volvió a colocarlo en su cunita, dándole también un último beso, es una escena lúgubre y dolorosa.

- ¿Ahora qué pasará? - pregunté, limpiando mis lágrimas, sin poder dejar de pensar en su linda carita, la cuál no volvería a ver jamás.

- Tenemos que decidir qué hacer con él, Arizona se encargó de hablar con una funeraria que se encarga de pérdidas tan delicadas como la nuestra...nos tendrán más paciencia - explicó, volviendo a recostarse a mi lado, como si le hubieran robado toda su energía.

No puedo creer que tenga que decidir qué hacer con el cuerpo sin vida de mi propio hijo, no hay una respuesta que calme éste dolor.

- ¿Sabes? Hay una opción muy bonita - dijo, en medio de un sollozo - Ellos creman al bebé y luego usan sus cenizas para fertilizar una tierra especial, en la que plantan una semilla, cuando logra germinar, te entregan el pequeño brote, para que siempre tengas algo vivo que te recuerde a tu bebé...no sé si es buena idea, pero -

- Es perfecta - interrumpí, tomando su rostro en mis manos para besar sus labios, me saqué la lotería con ella.

Si hacemos eso, el cuerpo de mi bebé servirá para que otro ser vivo pueda vivir, no soportaría tener una urna con sus cenizas o visitar su pequeña tumba...creo que es la mejor decisión.

- ¿Quieres que le diga a Arizona que avise a la funeraria? - preguntó, queriendo encargarse de todo.

- No...esperemos a que ella venga, quédate conmigo - le pedí, aferrándome a su cálido abrazo.

Nos quedamos allí, Har seguía dormida y sólo podía agradecer el tenerla a mi lado. La besé y la abracé, intentando volver a dormir, pero no podía, al menos ellas dos me daban tranquilidad, es lo máximo que podía obtener en un momento como éste.

No Te Odio // Meddison // Grey's Donde viven las historias. Descúbrelo ahora