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Narra Meredith

Hoy es el cumpleaños de Harley, Addie y yo nos levantamos temprano para recoger el pastel y nuestro pequeño brote que había empezado a crecer.

- Le pusieron su nombre a la maceta...ésto es muy lindo - lloró Addie cuando subimos al auto y observamos detenidamente aquel recipiente con tierra en el que yacía nuestro bebé.

- ¿Estás bien, amor? - pregunté, limpiando esas lágrimas escurridizas.

- Sí...¿Podemos hacer una parada extra antes de regresar a casa? - preguntó con sus ojitos empapados, no podía negarme.

- Claro, preciosa - besé dulcemente sus labios y la dejé conducir.

Estuvo al volante por varios minutos, hasta estacionar en un lugar que no me resultaba nada familiar.

- ¿En dónde estamos? - pregunté, observando el panorama.

- En un campo de tiro - respondió, con su mirada estática en el horizonte.

No creo que sea la forma más saludable de lidiar con el suelo, pero a ella le hace bien, es parte de su proceso y debo apoyarla.

- ¿Quieres enseñarme? - pregunté, poniendo una mano en su muslo y dedicándole una sonrisa honesta.

- ¿Hablas en serio? - preguntó, ilusionada.

- Sí, quiero verte manipular un arma - dije, besándola y deleitándome con el sabor de su boca.

Bajamos del auto y nos dirigimos a la zona de práctica, me sorprendió mucho ver que todos ya la conocían a la perfección y sólo lleva unos cuántos días viniendo aquí. Tomó unas gafas de protección y se posicionó ante los blancos, sujetando esa pistola como toda una profesional.

Me coloqué unos cascos aislantes de sonido y me acerqué a ella, abrazando su cintura mientras daba tres disparos certeros justo en el centro.

- Nunca creí que podrías verte tan bien disparando un arma - dije, besando su cuello y disfrutando de aquella imagen.

- ¿Quieres intentarlo? - preguntó, volteando para darme unos besos.

- ¿Por qué no? - respondí, dándole un gran beso extra.

Ella me dió el arma y se colocó detrás de mí. Sus manos se deslizaron por mis brazos, dejándolos en la posición correcta.

- Sujétala bien, relaja los hombros y cuando te sientas lista, aprieta el gatillo - murmuró, agarrando mi cintura y dejándome pegada a sus caderas.

Respiré hondo, apunté justo al centro y disparé, nunca había disparado un arma, mi corazón latía como loco, como una explosión de adrenalina.

- ¡Lo hiciste a la primera! - exclamó Addie, besándome apasionadamente.

- Se sintió increíble, de verdad ayuda a liberar tensiones - dije, sintiéndome poderosa.

- Te lo dije, te ves muy sexy disparando - agregó, acariciando mi espalda baja y apretando mi trasero.

- Deberíamos volver a casa antes de que Har despierte ¿No crees? - pregunté, recordando ese pequeño detalle.

- Déjame dar unos tiros más, lo necesito para poder seguir con mi día - pidió, colocándose los cascos.

Nos quedamos allí por una media hora más, nos dejaron probar un arma más grande y se sintió genial, jamás pensé que una actividad así podría ser tan efectiva para los problemas emocionales.

Narra Addison

Luego de pasar esa atípica mañana con Mer, pude sentirme lo suficientemente bien como para pasar un buen día. Recogimos el pastel de cumpleaños y regresamos a casa, la organizadora que contraté para la fiesta llegaría en dos horas y debíamos empezar a despejar todo y limpiar el jardín trasero.

No Te Odio // Meddison // Grey's Donde viven las historias. Descúbrelo ahora