Me duermo pensando en eso y cuando me despierto ya es por la mañana de nuestro último día antes de entrar en la arena.
—Buenos días amor. —Me dice Peeta cuando me ve despierta, dándome un beso cariñoso en la frente.
—Buenos días, cariño.
—Como tenemos todo el día libre para nosotros solos, ¿qué te apetece hacer? ¿cómo te apetece aprovechar el tiempo? —Me pregunta animado.
—Pues no lo sé... —Digo pensativa. —No podemos hacer mucho ya que no podemos salir de nuestra planta.
—Tengo una idea. Vístete que enseguida vuelvo. Busca algo con lo que taparte los ojos. —Salta de la cama apresurado y le veo desaparecer por la puerta. No sé qué tendrá en mente, pero lo veo tan emocionado que me dejo guiar por su misterio.
Me visto con la ropa más cómoda que encuentro, que consiste en una camiseta con cintura imperial de mangas largas sueltas color azul marino, unos leggins blancos y me calzo unas bailarinas de rallas azules y blancas a juego con el resto de indumentaria. Estos días, sobre todo, tengo los tobillos y pies hinchados y este tipo de zapato es el más cómodo que encuentro para llevar, siendo una tortura cuando me he tenido que poner las botas de entrenamiento los días que he entrenado.
Cojo una especie de fular violeta de entre la ropa del armario para tenerlo preparado para cuando venga Peeta. La puerta se abre y se adentra Peeta con una radiante sonrisa.
—Ya está todo listo, déjame que me cambie de ropa.
Espero mientras él se cambia con prisas. Cuando termina, se acerca a mí, coge el fular de mis manos y me lo coloca en la cara de manera que me obstaculiza la vista y no veo absolutamente nada.
—¿Es necesario taparme los ojos con el fular? —Le pregunto.
—Si, confía en mí y déjate llevar.
—Siempre confío en ti Peeta.
Me dejo guiar por él hacia algún lado de nuestro piso. Siento el aire del exterior golpear mi cuerpo y deduzco que estamos en la terraza que pertenece a nuestra planta. Nos quedamos quietos y noto como deshace el nudo.
Para mi sorpresa, en la gran terraza hay preparado una especie de picnic. Hay una manta estirada en el suelo, con muchos cojines esparcidos por alrededor y una gran canasta llena de comida.
El picnic se prolonga durante todo el día. Disfrutamos de nuestra soledad juntos, y por un rato logramos evadirnos de todo y solo disfrutar del momento. Comemos todo tipo de comidas y dulces, y nos estiramos al sol envueltos en el precioso jardín de flores que decoran el espacio.
Peeta pide que traigan pinturas aptas para maquillar piel, no sé qué pretende, pero no le pregunto pues sé su pasión por pintar. Mientras esperamos yo me tumbo en el suelo recargada en un cojín, cierro los ojos y disfruto del calor del sol. Cuando le traen el maquillaje, se sienta a mi lado, esparce todo el material y me descubre el vientre.
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En llamas (Peeta Mellark y Tu )
Random(Segunda temporada de "Los juegos del hambre (Peeta y Tu )") (TN) Smith , Peeta Mellark y Katniss Everdeen han salido victoriosos de los septuagésimocuartos juegos del hambre. Todos piensan que una vez as ganado ya no te tienes que preocupar de nada...