Se que estoy viva, pero no puedo decir lo mismo del resto y de mi bebé. Me quedo en el suelo mirando como la arena se va destruyendo poco a poco encima mío. Pierdo el sentido del tiempo, no sé si todo está ocurriendo muy rápido o si llevo horas así.
De repente un aerodeslizador se planta justo sobre mí. Una garra sale de dentro y para encima de mi cuerpo. Noto como se desliza por debajo y me agarra. Mi primer impulso es levantarme y salir corriendo a buscar a Peeta, pero mi cuerpo no responde. ¿Estaré ya muerta?
Lo único que puedo hacer es esperar a llegar arriba y que al llegar las dos figuras que distingo en la entrada, acaben conmigo. Estoy segura que después de esto, no me van a dejar con vida. Snow no lo va a permitir.
Justo cuando llego arriba, por azares del destino, caigo inconsciente.
Me despierto y sé que estoy tumbada. Tengo una sensación punzante en los brazos, logro ver que son tubos que conectan mi cuerpo a unas máquinas médicas. Me encuentro en una habitación blanca.
He recuperado un poco de movilidad y siento que mi brazo derecho está encima de mi abultado vientre. En ese momento me doy cuenta que no me han matado, sigo con vida. Me tranquiliza saber que mi bebé está bien, pero me aterra a la vez no saber que nos deparará el destino y si Peeta está bien o no. Intento moverme, pero es inútil, no he recuperado la movilidad principal y el esfuerzo hace que me desmaye.
Vuelvo a despertar, esta vez ya tengo más movimiento en el cuerpo, ya no lo siento tan pesado como la vez anterior. Cuando alzo la cabeza, me percato de que Beetee se encuentra a mi lado en una camilla, mucho más entubado que yo y con más máquinas enganchadas. Por impotencia, ya que mis piernas y espalda al hacer un intento de sentarme no responden, golpeo mi cabeza contra la camilla y quedo de nuevo inconsciente.
Por tercera vez, me despierto y finalmente, mi cuerpo ya puede moverse. Bueno, dicen que a la tercera va la vencida. Me siento en la cama con dificultad y hasta que el mareo no cesa no me incorporo de pie. Mis pies tocan con el frio suelo de metal, me provoca un escalofrío.
El brazo que Johanna me ha herido está vendado. Doy un vistazo a la habitación y aparte de Beetee, no hay nadie más. ¿Dónde está el resto? Antes de las explosiones quedaban cinco tributos vivos, pero ¿dónde están ahora?
—Peeta... —Susurro. No puedo dejar de pensar en él. Es mi mayor preocupación. Quería protegerlo y he fracasado en la arena. Espero encontrarlo ahora y matarlo para que el capitolio no pueda hacerle daño.
Busco un arma a mi alrededor, pero lo único que encuentro son jeringuillas estériles al lado de la cama de Beetee. Solo necesito un pinchazo e introducir un poco de aire en las venas y el sufrimiento de Peeta habrá terminado. También considero matar a Beetee, pero si lo hago sus máquinas comenzarán a pitar y me delatará antes de que pueda encontrar a Peeta.
Deslizo la jeringa por debajo de mi vendaje y arrancándome las vías de los brazos, salgo al exterior. No veo a ningún guardia ni enfermeros así que, por fortuna para mí, voy a poder hacer esto mucho más rápido. Me adentro en un pasillo estrecho hasta que, de una puerta metálica entreabierta, escucho voces conocidas.
—Se han perdido comunicaciones con el 7, el 10 y el 12. Ahora el 11 tiene el control del transporte así que por lo menos hay esperanza de que saque algo de comida. —Identifico al dueño como Plutarch Heavensbee, el Vigilante Jefe de estos juegos. Alguien hace una pregunta, pero no logro identificar quien. —No, no podemos llevarte al 4 pero hay ordenes específicas para recuperarla si es posible. Es lo único que podemos hacer Finnick. —Parece ser que el dueño de la anterior voz es Finnick. De nuevo dice algo, pero no logro identificar el qué.
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En llamas (Peeta Mellark y Tu )
Random(Segunda temporada de "Los juegos del hambre (Peeta y Tu )") (TN) Smith , Peeta Mellark y Katniss Everdeen han salido victoriosos de los septuagésimocuartos juegos del hambre. Todos piensan que una vez as ganado ya no te tienes que preocupar de nada...