Capítulo 20: El desfile de los vencedores

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Todavía no estamos seguros de cómo y cuándo comentárselo a Haymitch, y no queremos que se extienda la noticia, al menos no todavía así que decidimos no contarlo durante la comida.

Después de comer, Cinna y Portia nos separan para prepararnos para el desfile. Una vez en mi habitación con Cinna, me quito la ropa quedándome en ropa interior. En otra situación me hubiera muerto de la vergüenza, pero es Cinna y ya me ha visto innumerables veces así que estoy acostumbrada.

No puedo evitar echar de menos a Katniss en estos momentos que nos preparábamos siempre juntas, y tampoco puedo evitar comparar la situación con el año pasado y acordarme de Jack.

Me miro en el espejo mientras espero a que desembolse el vestido. Se me acerca y se queda mirando fijamente mi poco notable abultado vientre. Él es muy inteligente y sé que se ha percatado. Me mira desconcertado y señala mi vientre sin pronunciar palabra.

A modo de respuesta posiciono una mano encima acariciándomelo y le doy una sonrisa triste. Abre con sorpresa los ojos ante mi confirmación y antes de que diga nada me llevo un dedo a la boca en señal de que lo mantenga fardado en secreto.

—¿Peeta lo sabe? — Me cuestiona.

—Si, ayer lo supimos, ambos.

—Entiendo. —Dice con tristeza.

No comenta nada más, ambos sabemos que no es muy seguro hablar ahora mismo. Me pongo el traje y me sorprendo al ver que el vestido es negro como el carbón y no azul como intuí que sería basándome en el año pasado.

—¿Por qué negro? —Pregunto con interés.

—Porque la reina del hielo, se ha convertido en la reina del fuego. No me equivoqué el año pasado al atribuirte el atraje azul, pero este año es otra historia y lo mejor que te define ahora mismo, es el fuego. —Me explica.

—Entiendo, ¿hecha agua? ¿fuego, quizás?

—Ya lo veras, solo aprieta el botón cuando te creas preparada.

—Vale. —Estoy intrigada, pero sé que no soltará prenda, así que me conformo con que más tarde lo averiguaré.

—Venga vamos, no queremos llegar tarde.

Bajamos los dos juntos por el ascensor hasta la planta baja, allí nos encontraremos con el resto. Una vez allí, Cinna me deja para ir a hablar con otros estilistas, yo mientras tanto camino entre los carruajes hasta encontrar el del Distrito 12. Se encuentra solo, y no puedo evitar acariciar a los preciosos caballos que más tarde tirarán del carruaje con nosotros encima. Ambos son negros como el carbón, y sé que es obra de Cinna.

Un crujido a mis espaldas me alerta, haciéndome saber que ya no estoy sola. Me giro e inmediatamente reconozco los famosos ojos verdes de Finnick Odair, el vencedor del Distrito 4 y el más joven en ganar los juegos con apenas catorce años. Sus ojos se encuentran directamente con los míos y se mete un azucarillo en la boca con gracia antes de apoyarse en mi caballo con una sonrisa burlona.

—Hola, (TN). —Suelta con gracia, como si nos conociéramos de toda la vida, cuando la realidad es que nunca nos hemos visto antes.

—Hola, Finnick. —Digo con la misma naturalidad que él. Su cercanía me incomoda, especialmente por su vestimenta, o mejor dicho, su no vestimenta, ya que lleva más piel expuesta que ropa encima.

—¿Te apetece un azucarillo? —Me ofrece. —Supuestamente son para los caballos, pero en verdad, ¿a quién le importa? Ellos tienen años para comer azúcar, mientras que tú y yo... Bueno, si vemos algo dulce lo mejor es que lo agarremos rápido.

En llamas (Peeta Mellark y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora