Capítulo 11: Confesiones

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—Hola...—Al escuchar esa voz mi corazón da un gran vuelco y me giro de manera bastante exagerada hacia la persona dueña de ella.

—Hola...—Saludo nerviosa en un susurro. Peeta está de pie frente a mí. También le noto nervioso y nos quedamos en silencio mirándonos.

—¿Cómo...estás? —Pregunta para romper el hielo, bastante incómodo.

—Eh... Bien, creo. ¿Y tú? —Le contesto nerviosa, siendo estas las primeras palabras que nos dirigimos de manera desinteresada desde hace días.

—Bien. —Espeta. El ambiente está muy tenso e incómodo. —¿No puedes dormir?

—No, intento no hacerlo. —Le contesto sin pensar.

—¿Por las pesadillas? —Pregunta siendo consciente de el gran problema que he tenido con ellas desde que salimos de la arena y el que tengo ahora.

—Si. —Se sienta cerca de mí, pero con una distancia considerable entre nosotros. Nos miramos frente a frente.

—¿Con que cosas tan horribles sueñas? ¿Qué es lo que tanto te atormenta por las noches? —Me cuestiona interesado.

—Todo cosas horribles. La muerte de Rue, la de Jack, mi abuelo... Snow atormentándome, torturándome a mí y mis seres queridos por todo lo que está ocurrido... Sobre los juegos... Un padre y una madre sin rostro siendo asesinados por mutos, por Snow, ... —Enumero uno a uno todas y cada una de las pesadillas que noche tras noche se repiten como una grabación perfecta. Veo como su rostro enumeración a enumeración cambia a una de tristeza y preocupación. —Pero el sueño que más me perturba... —Me interrumpo en seco al ver que he llegado demasiado lejos.

—¿Qué ocurre con él? ¿Qué pasa? —Me invita a continuar.

—El que más me perturba es aquel en el que sales tú. Es en el que te pierdo de mil y una formas distintas. Me aterra, sobre todo con todo lo que está ocurriendo. Me atormenta y horroriza porque eres lo que más aprecio de mi vida ahora, lo que más quiero. —Una vez lanzada, admitiendo la verdad, no me corto, sigo hablando porque sé que si no lo hago ahora nunca lo haré. Porque sé que estos tiempos son muy inestables y en cualquier momento todo puede acabar. No es la conversación que hubiese deseado tener con él por primera vez desde hace una semana, no es lo primero que me hubiese gustado decirle después de tantos días, y mucho menos la manera que hubiese querido admitirle mis sentimientos, pero si algo he aprendido en todo este tiempo es que nunca habrá un momento adecuado y que si dejo para mañana lo que puedo hacer hoy me puedo arrepentir, y mucho. Con vergüenza o sin ella, humillándome o no, pese a que eso destruya totalmente mi relación con él, si no lo está ya, suelto todo lo que llevo dentro, lanzo todo lo que siento. — Mira ya no puedo seguir ocultándolo, no puedo porque no sé si mañana voy a poder decírtelo, no sé con todo esto que está ocurriendo cuando puede ser nuestro último día y quiero, necesito decirte lo que siento. He intentado negármelo, no aceptarlo porque me aterraba desde el principio hacerlo, pero ha sido imposible. Me atraías al principio, me gustabas, pero ahora es mucho más que eso. Todos los meses que hemos pasado juntos me han hecho darme cuenta de ello y confirmarlo. Te quiero y no precisamente como un amigo, un compañero o aliado. —Un silencio incómodo se crea entre nosotros en cuanto termino de soltar la bomba. Peeta me mira, pero no me dice nada. Nerviosa y empezando a sentirme humillada me levanto como un resorte y comienzo a caminar hacia la puerta. —No hace falta que digas nada. Yo... solo necesitaba decirlo. Creo que será mejor que vuelva a mi habitación.

—Espera. —Me detiene cogiéndome por la muñeca. — No te vayas. Siento haberme quedado callado, necesitaba procesarlo. —Me dice. No logro leer la expresión de su rostro, es confusa. —Lo cierto es que yo también tengo que confesarte algo, debería haberlo hecho hace tiempo, pero no tenía el suficiente valor para hacerlo. —Empieza a hablar un poco apresurado, señal de que está nervioso por lo que sea que me tenga que decir. —Cuando en la entrevista de tributos, en los juegos, admití delante de todo Panem que me gustaba una chica de mi Distrito, Katniss, nunca fue ella realmente, todo fue una estrategia que hicimos Haymitch y yo para ayudarla. Realmente cuando hablé de esa chica, me refería a ti. Siempre fuiste tú. —Sus palabras me hacen quedarme paralizada, lo que escucho me bloquea totalmente. —Katniss se enteró después de salir de los juegos y me dijo innumerables veces que te lo dijera, pero no podía hacerlo, no era capaz. Diablos, todo este tiempo siempre me has gustado tú, e igual que tú, todos estos meses a tu lado me han servido para darme cuenta de que eres lo más maravilloso que he podido encontrar a pesar de las circunstancias, que a tu lado todo es mucho mejor. Estoy enamorado de ti (TN), te quiero y no como amiga, compañera o aliada. —Confiesa frustrado, quiero creer que consigo mismo.

En llamas (Peeta Mellark y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora