Capítulo 28: Realidades desveladas

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—Has de saber que Jack está vivo. —Me suelta. En un primer momento no proceso lo que me ha dicho, pero instantes después caigo en cuenta y le miro sorprendida y sin poder creer sus palabras.

—¿Qué? ¿Jack? ¿Mi amigo? —Le cuestiono. —¿Vivo?

—Si, el mismo. No sé cómo ni porqué, solo sé que está vivo, a salvo y en buenas manos. Es lo único que puedo decirte por ahora.

—Pero... no puede ser, no. Él estaba herido, desapareció... y las imágenes en el cielo...—Niego con la cabeza sin poder creer lo que me dice, no tiene sentido. —El Capitolio no lo hubiera permitido.

—Cielo, no puedo decirte más ni responderte a todas las preguntas que se amontonan en tu mente, pero te prometo que es verdad, es real, él está vivo. —Me coje por los hombros para que le mire fijamente a los ojos mientras me habla.

—¿Por qué me lo dices ahora? —Le pregunto aun confusa intentando procesar este nuevo dato revelador.

—Porque hace poco que lo sé, quien me lo contó me dijo que debía decírtelo.

Nos quedamos en silencio, Cinna dándome tiempo para procesarlo y yo pensando en Jack, desde que salió en la cosecha hasta la última vez que lo vi. Es así hasta que la voz robótica me dice que tengo que prepararme para el lanzamiento. Estoy tan sumida en la sorpresa que ni siquiera soy consciente de que en menos de diez minutos voy a estar en la arena peleando por mi vida y la de Peeta. Cinna me acompaña hasta la plataforma metálica circular. Temblorosa y aún en shock, subo a la plataforma.

—(TN), hay algo más que has de saber. —Llama mi atención. —¿La carta con el collar de tu madre que recibiste el año pasado? Era de tu padre, ¿cierto?

—Si, pero, ¿cómo sabes tu eso? Solo lo sabe Peeta.

—Porque yo sé quién es tu padre.

—¿Qué? —Le miro esperanzada y a la vez desconcertada. En los últimos meses apenas he podido pensar en el asunto de mi misterioso padre.

—Tu padre es Haymitch. —Casi susurra. Me quedo aún más en shock si eso es posible. Me siento feliz, traicionada, enfadada, frustrada. Un cumulo de emociones se acumulan.

—No, no, eso no es cierto, él...

—¡Escúchame!, lo es. Tendrás explicaciones, pero no ahora, no en este momento. —La cuenta atrás empieza a sonar por los altavoces.

¿Tendré explicaciones? ¿Cuándo? Si voy directa a morir. Los últimos minutos de conversación se repiten en mi mente en bucle.

—Recuerda reina del hielo, siempre apuesto, he apostado y apostaré por ti. Tienes aliados ahí fuera (TN), más de los que te crees. —Me da un beso en la frente y se aparta. En ese momento el cilindro de cristal se cierra. Instintivamente poso mi mano en el cristal, a modo de despedida.

—Gracias. —Susurro. Sé que no me ha oído, pero si ha leído mis labios. El asiente con la cabeza, me sonríe y se lleva una mano al corazón.

Intento dejar de lado por un momento las dos revelaciones que me ha hecho instantes atrás Cinna y concentrarme en lo que pasará una vez suba por el cilindro. Alzo la barbilla y mantengo la cabeza bien alta, como siempre me dicen Haymitch y Cinna, y espero a que la plataforma se eleve. Espero y espero, pero no se mueve y la cuenta atrás ya ha finalizado.

Miro hacia Cinna buscando una explicación, pero él solo sacude la cabeza igual de perplejo y confundido que yo. Un mal presentimiento se instala en mi pecho. De repente, la puerta tras él se abre, por la que entran tres agentes de la paz a la sala. Dos de ellos sujetan los brazos de Cinna tras su espalda y lo esposan e inmovilizan, mientras que el tercero le golpea en la sien con tanta fuerza que le tira al suelo de rodillas.

En llamas (Peeta Mellark y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora