En llamas (Peeta Mellark y Tu )

Capítulo 27: Una despedida y una unión

—¿Qué ocurre? —Le cuestiono inclinando hacia atrás mi cabeza para poder mirarle el rostro desde su regazo.

—Desearía poder congelar el tiempo para poder quedarnos en este momento, justo aquí, justo ahora, y que pudiéramos vivir en él para siempre. —Me confiesa con tristeza.

—Me parece bien. —Susurro estando de acuerdo con su deseo.

—¿Estarías de acuerdo? ¿Lo permitirías?

—Si, sin dudarlo, siempre y cuando sea contigo, no me importa lo demás.

No bajamos para ir a cenar con los demás y tampoco sube nadie a avisarnos. Cenamos la comida que nos ha sobrado del picnic y pedimos alguna cosa que se nos antoje y nos la trae un Avox.

—Puede sonar antipático o egoísta, pero me alegro de que nadie haya venido en todo el día. Estoy cansado de poner buena cara delante de ellos para intentar evitar que a nuestro alrededor estén tristes y nos compadezcan. —Dice refiriéndose a nuestro equipo compuesto de nuestro mentor, nuestra representante, nuestros estilistas y preparadores.

—Lo sé. —Lo susurro, pero sé que él me ha escuchado. —Yo también estoy cansada de aparentar, de poner una sonrisa falsa cuando en realidad no me siento para nada feliz, al contrario, lo único que me apetece es llorar y quedarme bajo las sábanas a compadecerme. —Le confieso sin miedo a expresarle mis verdaderos sentimientos y sabiendo que él me comprenderá. —¿Sabes? Creo que hoy es el día más normal que he tenido en mucho tiempo.

—Si, yo también lo creo...

Nos quedamos en la terraza hasta el momento de ir a dormir, hasta que la noche se cierra sobre nosotros y empiezan a aparecer los primeros signos de festividad al inminente inicio de los juegos. Empieza a hacer frio y el sonido de las fiestas bajo nuestro nos empieza a agobiar, además, tenemos que descansar el máximo que podamos para mañana y el resto de días que nos vengan, así que nos deslizamos silenciosamente para llegar a nuestra habitación. Para nuestra mala suerte, en el salón nos encontramos a Haymitch bebiendo y a Effie en un rincón enjuagándose sus lágrimas silenciosamente, esperándonos a ambos. Durante un rato nos quedamos en silencio retrasando lo inevitable. Finalmente, Haymitch suspira y se levanta del sillón.

—Supongo que es momento de despedirse. —Espeta intentando ocultar la tristeza en su mirada.

—¿Algún consejo de última hora? —Pregunta Peeta para relajar el ambiente.

—Seguid vivos. —Dice con resignación hacia la situación. Pese a que intenta ocultar lo triste que se siente por la situación y el dolor que le causa, no lo consigue. Estas dos palabras nos hace reír a los tres, es como un viejo chiste entre nosotros. Un gran nudo se forma en mi garganta y mis ojos se llenan de lágrimas. Tengo que esforzarme mucho para que no se deslicen por mi rostro. Nos da un abrazo rápido a los dos, puedo ver que eso es todo lo que puede soportar, le resulta doloroso. —Venga, id a la dormir, necesitáis descansar.

Siento la necesidad de decirle muchas cosas a Haymitch, como qué lo he llegado a apreciar muchísimo en este último año, que no esté triste por nosotros y muchas otras cosas más, pero el nudo en mi garganta me lo impide, por lo que dejo que una vez más sea Peeta quien hable por los dos.

—Cuídate mucho Haymitch, tú también Effie. —Les dice por los dos mi rubio preferido.

—Mis niños... esperad por favor. —Dice entre lágrimas Effie. —Peeta, esto es tuyo. —Dice entregándole un collar de oro. —Haymitch, esto es para ti. —Le entrega una pulsera de oro. —Y (TN), Katniss me entregó esto antes de que nos marchásemos del Distrito 12, me pidió que te lo entregase. —Dice entregándome el pin de oro del sinsajo que pertenece a Katniss. —Ahora es tuyo. De este modo, tú tienes el sinsajo de oro, Peeta el collar de oro, Haymitch la pulsera de oro y yo mi peluca de oro, así demostramos que somo un gran equipo. —Effie no aguanta más y vuelve al llanto, nos da un abrazo fuerte y maternal a ambos y se marcha dejándonos solos a los tres. Me enjuago una tímida lágrima que se me escapa.