Capítulo 34: Tres aliados más

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Cuando me despierto, ya es media mañana y Peeta aún está durmiendo. Me incorporo con cuidado para no despertarle y busco a Finnick con la mirada. No muy lejos de aquí lo veo sentado en la arena con dos improvisados cuencos hechos con hojas llenos de agua y otro con mariscos. Me acerco hasta a él que aún no se ha percatado de mi presencia. Está concentrado abriendo los mariscos en una piedra. Coge un trozo de carne y se la como.

— Hola, ¿están tan buenos como parece? —Le pregunto para romper el hielo. Él levanta la mirada y me da una pequeña sonrisa.

—No serán los de mi Distrito, pero se diferenciar cuando es una buena ostra. Demasiados años en el oficio. —Bromea él. A pesar de usar su habitual sentido del humor, logro percibir que está decaído. Tiene los ojos rojos e hinchados, pero hago ver como que no me percato de ello. Solo de ver los mariscos me ruje el estómago. Finnick parece escucharlo ya que me tiende una gran hoja con casi todo un puñado de diferentes mariscos ya pelados con una sonrisa burlona. —Gracias, iré a despertar a Peeta primero.

Me acerco hasta Peeta y le despierto. Juntos nos acercamos a donde está Finnick sentado y nos ponemos a comer. Ambos rubios se dedican a pelar los mariscos. Peeta de una concha saca una perla.

—Ten, para ti. —Me la da con una bonita sonrisa.

—Gracias. —Le respondo con una sonrisa igual o más grande que la suya. Me inclino y le doy un beso en los labios como agradecimiento.

Justo cuando estoy por meterme mi quinto trozo de carne, un paracaídas aterriza delante nuestro con panecillos dentro de una cesta. Cojo la cesta y dentro encuentro un mensaje entre los panecillos. Este dice: "Sed amables con Finnick. Conseguiréis comida". No hace falta que ponga el remitente, pues ya se de quien proviene el mensaje.

El pan tiene un color verdoso típico del distrito 4. Lo han enviado los suyos, por lo que el pan le pertenece. Le tiendo la cesta para que la coja, la coge, pero nos da un panecillo a cada uno.

La selva está tranquila hasta que a lo lejos se escuchan gritos. Frente a nosotros, una sección de selva empieza a moverse y de repente aparece una ola inmensa que sobrepasa por encima los árboles. La ola impacta en la playa y hace que el nivel del mar suba por unos segundos. Luego se escucha un cañonazo y a lo lejos vemos como un aerodeslizador aparece y se lleva un cuerpo.

En el momento en que la playa vuelve a estar en calma, nos sentamos y seguimos comiendo. Antes de que podamos pegar bocado, tres figuras saliendo de la selva corriendo llaman mi atención.

—Allí. — Les digo señalando a la distancia. Ambos siguen mi dedo para dar con lo que señalo.

El trio de personas se ven en mala forma, uno está siendo arrastrado por otro y el tercero está dando vueltas como loco. Los tres están bañados en algo rojo.

—¿Quiénes son esos? —Pregunta Peeta intentando reconocer a alguno de los tributos.

Preparo una flecha en el arco lista para disparar, pero entonces veo que el rostro de Finnick se ilumina y sale corriendo hacia ellos.

—¡Johanna! —Grita Finnick para llamar la atención de las tres personas, las cuales una de ellas parece ser la tributo del 7.

—¡Finnick! — Peeta y yo nos miramos confundidos al ver la familiaridad con la que se tratan.

— Y... ahora, ¿qué hacemos? — Le pregunto a Peeta.

—No podemos dejar a Finnick, no después de todo.—Me dice él.

—Lo sé, vamos. — Nos levantamos con nuestras manos entrelazadas y nos acercamos a ellos. Conforme nos acercamos, logro identificar a los compañeros de Johanna y me invade la confusión. —Son Beetee y Wiress...

En llamas (Peeta Mellark y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora