Capítulo 71

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(traducido al español por las queridas Anneth y Nuria)

"Señor, ya estamos aquí."

El oficial de policía que estaba al volante del auto lo detuvo. A través del espejo delantero miró a su jefe que estaba sentado en la parte trasera, sin moverse, a pesar de que habían llegado a su destino.

La mirada de Robert Shaw estaba fija e inamovible en algún lugar que él solo conocía. Para el oficial que esperaba su respuesta parecía que no estuviera del todo allí.

El alguacil detective era un oficial experimentado. Había estado al frente de varios casos en el pasado; sus ojos habían visto muchas cosas y sus oídos habían escuchado muchas más. Pero su cabeza daba vueltas al tener un caso en donde estaban involucrados un criminal muy conocido, al punto de tener la popularidad de un ídolo de matiné entre la clase obrera, y el líder de la pandilla criminal más famosa de Londres, mientras él tenía que seguir las órdenes del primero... para llevar a cabo "un plan" que él no había diseñado, y que le estaba dando dolor de cabeza.

El detective Shaw era un hombre con su propio camino en la vida. El dueño de su propio destino. El tiempo que él había pasado peleando por su país en la Gran Guerra lo había convertido en lo que era. Había visto acción en la Batalla de Mons, en Francia. Había visto devastación y muerte, hombres que habían peleado codo a codo pereciendo en una fracción de segundos. Él había sido un buen soldado. Había seguido las órdenes, había peleado contra el enemigo, aun cuando el miedo corría por su interior. Era su deber y servía con honor.

Cuando regresó al hogar, era un hombre cambiado. O quizás, él había sido el mismo todo ese tiempo y todo a su alrededor había cambiado. No le había dedicado mucho tiempo a ese pensamiento. ¿Habría habido alguna diferencia? La conclusión era que:

Nada permanecía igual,

Después de todo, él era un hombre de acción. Regresó de la guerra y tuvo que empezar a construirse una nueva vida. Entró a la fuerza policial. De nuevo siguiendo órdenes. Y muy pronto, dada su incansable forma de ser, los ascensos siguieron ocurriendo. Hasta que llegó al punto en que las decisiones eran solo tomadas por él. Podría respirar de nuevo. Mientras más independiente se volvía, mejor se sentía. Por mucho tiempo en su vida él había estado siguiendo las decisiones de otra persona. Había vivido con los errores de esas personas, y había experimentado errores de otros. Algunas veces con serias consecuencias donde se perdían vidas.

Él se había convencido de permitirse transformarse en ese tipo de hombre. No quería ser uno de esos. Cada una de sus decisiones había sido sopesada con cuidado, bajo consideraciones meticulosas. No tomaba riesgos innecesarios, y más que nada, no ponía en riesgo la vida de los hombres que estaban bajo su mando. Si había que tomar un riesgo, él lo tomaba solo. Por su cuenta. Y no pedía nadie más hacerlo.

El oficial policial tras del volante aclaró su garganta. Los ojos de Robert se movieron para encontrarse con la mirada del conductor a través del espejo retrovisor.

"Espere aquí," le ordenó y salió del auto.

Se mantuvo de pie un minuto frente a la imponente puerta de la mansión Grandchester, en Hampstead Heath. Ya era pasada la hora del almuerzo, pero no iba a ser una visita no anunciada. El duque de Grandchester ya lo estaba esperando, desde que Robert había colgado el teléfono esa misma mañana.

Después de todo, respecto del plan de Christian, Robert había tomado una decisión. Llamar a Richard Grandchester.

~~~~~

Unas pocas horas antes, como era usual, Robert había llegado a la estación de policía temprano, y con mente clara había entrado a su oficina después de haberle pedido una taza de té a uno de los oficiales. No había pasado el tiempo suficiente para que el calor residual de su chaqueta, que había dejado en el respaldo de su silla, se evaporara por el aire matutino, cuando un golpe en la puerta lo hizo girarse hacia ella.

La rosa escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora