Capítulo 20

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(traducido al español por las queridas Anneth y Nuria)

En la Galería

Las 7 de la tarde. Vestido de etiqueta atraía las miradas inquisitorias, ya que su rostro no era familiar y la gente no lo reconocía. Terry estaba en la Galería Whitechapel, observando a la multitud que se mezclaba alrededor, tomando su tiempo para pararse frente a las pinturas, intercambiando opiniones. Robert y John llegarían pronto.

Había dejado el hotel Claridges antes que ellos. Prefería disfrutar de algo de tiempo en paz primero. Cuando el legendario John Barrymore cruzara esas puertas sería como la miel para las abejas. Terry no tenía muchas ganas de aprovecharse de su fama. No era para nada celos de actor. Barrymore era el más grande actor de la actualidad después de todo. Pero para Terry, incluso estar al lado de este gran artista en eventos sociales... él prefería que la gente no pensara que se codeaba con la aristocracia del teatro para su propio beneficio.

Había una buena cantidad de gente en las salas. Podría revisar las pinturas a su propio ritmo. Abrió el catálogo de la exhibición. "Grantchester Meadows" estaba primero en la lista. Sonrió con la coincidencia. Cuando elevó los ojos de la página se dio cuenta de que algunas mujeres lo miraban por encima del hombro, más que a las pinturas. "Más de lo mismo", pensó con algo de aburrimiento habiéndose acostumbrado a este tipo de interés femenino. Volvió su mirada a las pinturas.

Por la apariencia de ellas desde lejos y las miradas interesadas de la gente que estaban a su alrededor, Terry pensó que de verdad el artista tenía algo de talento. Intrigado, empezó a caminar hacia el interior del salón de la exhibición. Su pie aún le dolía por el accidente del mes anterior. Su previa caminata por los alrededores de Londres y por el San Pablo no le ayudó mucho tampoco. Pensó que era prudente llevar el elegante bastón que Eleonor le había comprado, queriendo animarle antes de que dejara Nueva York. Era un bastón hermoso, no podía negarlo. Largo, delgado y liviano como una pluma, estaba hecho de madera de ébano y pulido a la perfección. Con molduras de plata en sus extremos, solo en el mango tenía tales grabados que podía ser, por si solo, una obra de arte. Se lo agradeció a Eleonor en su mente por su gusto impecable y sonrió al pensar en ella.

Empuñando el bastón, tomó una de las copas de champaña que flotaban, discretamente alrededor, en grandes bandejas de plata llevadas por los camareros. Tomó un sorbo y se movió para observar las pinturas más de cerca. Se movía a su antojo, de una pintura a otra, mientras consultaba el catálogo al mismo tiempo. Terry se detuvo más en los retratos. Christian parecía ser muy hábil para pintar rostros realmente expresivos. Demasiado expresivos de hecho, parecía como si estuvieran vivos y respirando, simplemente listos para saltar más allá de los confines de los marcos. Él estaba muy impresionado; juzgando por el murmullo que escuchaba de la gente que estaba a su lado, él no era el único.

Había una pintura en particular. Su oído había alcanzado algunas palabras pronunciadas sobre ella por dos hombres que habían pasado a su lado. Una belleza rubia. La rosa escarlata (Scarlet Rose). Miró el catálogo. "Scarlet Rose" era la última en la lista.

Miró a su alrededor. En la distancia, en una de las paredes blancas independientes, había una pintura colgando sola. Un desnudo, pintado en visos de rojo y violeta, hacía un gran contraste con la blancura de la pared, sobresalía de forma fragrante, exquisita y de forma muy fragrante. Se acercó, deseoso de verla. Se terminó el resto de la champaña, agarró otra copa y se giró para observar la pintura.

"¡Terrence!", escuchó su nombre a poca distancia. Robert y John se estaban acercando, sonriendo.

"Se tomaron su tiempo...", susurró Terry.

"Bien, sabes cómo son los actores mi querido amigo", dijo John con una voz imponente.

"¡Oh!, ¡demasiado Sir Barrymore!, le respondió Terry a su comentario con una sonrisa seca.

La rosa escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora