Capítulo 23

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(traducido al español por las queridas Anneth y Nuria)

Dejó que su mirada impregnada de alcohol paseara por los deslumbrantes invitados a la fiesta, quienes mostraban sonrisas deslumbrantes y lanzaban besos al aire entre los amigos más cercanos que estaban en la pista de baile. 

El humo del cigarrillo entretejido con los perfumes de las damas era arrastrado por las notas frenéticas de Charleston, barriendo el impresionante vestíbulo que se abría como una flor al final de una gran escalera. Los pies golpeteando el suelo, las caderas con cuentas que se balanceaban y todo el conjunto le recordaba a un tiovivo yendo a toda velocidad. Sin embargo, no le importaba. 

Después de un par de tragos, su rostro se suavizó, sus ojos juguetones y la idea de verla nuevamente hizo que su piel se sintiera excitada bajo su traje de etiqueta. "Compórtate Terry", se había convertido en su mantra durante el tiempo que pasó, mientras se orientaba una vez que salió del pub para dirigirse a la fiesta de Christian. Había decidido no tomar un taxi, sino caminar. Era imperativo tener una mente clara en estas circunstancias.

"¡Bueno, bueno, bueno! ¡Qué diablos...! ¿Terrence Grandchester?"

Oyó la voz de un hombre detrás de él abriéndose paso entre todo el ruido en la habitación. Había muy pocas personas que lo conocían como Grandchester... y todas pertenecían a su pasado, pensó mientras se giraba para poner una cara a la voz. La sorpresa estalló en sus ojos azules como el corcho de la botella de champán. En realidad, nunca pensó que diría esto, pero en todos los años que habían pasado, esta fue la primera vez que sintió alegría al ver a Archibald Cornwell frente a él.

No el rival adolescente, Archie, con el que se había peleado en los terrenos del San Pablo solo por la mirada de Candy - qué sorpresa - sino un Archie adulto que, sin embargo, aún conservaba esa molesta altivez en su apariencia. Sus labios se curvaron en una sonrisa medio burlona, pero todavía genuina.

"Archibald Cornwell... ¡qué casualidad encontrarte aquí!", dijo mientras se acercaba para darle un apretón de manos a su viejo adversario.

Archie le devolvió la sonrisa y le estrechó la mano con firmeza. Él también estaba muy feliz de ver a Terry, a pesar de su pasado en común. Especialmente ahora... Candy ya le había contado sobre su reunión en la Galería. En el pasado, había odiado a Terry desde las entrañas pero... no es que el odio se hubiera convertido en amor fraternal... pero de los dos males, en ese caso Christian siendo el obviamente más llamativo, prefería que su prima cayera en los brazos del mal menor.

Dicho eso, y dada su previa reacción a las jugarretas de Candy con Christian en el club de tango, una pequeña parte de él deseaba estar cerca para cuando Terry pudiera tener el placer de presenciar escenas similares. "Oh, me voy a ir al infierno...", pensó para sí mismo y se echó a reír.

"De todas las mansiones del mundo... por casualidad entraste en esta... Grant...", había comenzado a decir antes de que Terry lo cortara.

"Ahora es Graham, viejo compañero. El Grandchester que conociste quedó en el San Pablo", dijo, bajando la voz para compartir su secreto con él.

Archie se echó a reír mientras le daba una palmada en el hombro a Terry. ¿Qué le estaba pasando a la gente con esto de cambiar sus nombres? Primero su loca prima, y ahora este imbécil egocéntrico. Aunque para ser justos, entendía a Terry. Pero aún así encontró divertida la coincidencia.

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"Entonces... Graham... ¿qué demonios te trajo aquí?", le preguntó Archie a Terry.

De hecho, de todas las personas en las que podía pensar de sus años cuando era más joven, nunca había esperado ver a este tipo de nuevo. Recordó la arrogancia adolescente que solía ver en sus ojos. Había una seriedad mezclada con seguridad en el rostro de Terry ahora, casi al borde del cinismo podría decir. 

La rosa escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora