Capítulo 1

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(traducido al español por las queridas Anneth y Nuria)

"Mi querida señorita Pony,

¡He sido una burra! No queriendo ofender a ese dulce e inocente animal que ofrece tanto, y puedo escuchar su severa voz de reprimenda: "¡Candice, hija mía, cuida tu lenguaje!" pero me siento muy mal por no haberme sentado a escribirle una carta durante casi dos meses, desde que me mudé a Londres.

Aunque ninguna palabra mía ha viajado en su dirección en los últimos sesenta días, mis pensamientos a menudo han cubierto la distancia entre nosotras. Espero en mi corazón que usted, la hermana María y los niños, estén bien. Al menos, mi mente está tranquila en lo que respecta a las finanzas, ya que el fondo del Hogar de Pony se estableció para mantenerles seguros a ustedes y a los niños en el futuro.

¿Cómo está el pequeño Tom? Tan tímido y retraído, bendita sea su pequeña alma. En otras circunstancias estaría preocupada por él, ya que se veía muy triste cuando llegó al Hogar de Pony, pero sé que está en el mejor lugar posible, bajo el tierno cuidado y amor incondicional de usted y la hermana María.

Yo misma, he sido bendecida de ser la destinataria de tanto cuidado y amor por parte de ustedes dos... Mis ojos se convierten en dos lagos resplandecientes cuando veo frente a ellos la imagen de ustedes, de pie, frente al Hogar de Pony, mi hogar...

Pero basta de lagrimear. Se supone que mi carta es portadora de alegría.

Sé que me fui de casa tan repentinamente como la pluma de un pájaro arrastrada por una ráfaga de viento. Perder a Bert... ya han pasado tres años. Bert, que no quería dañar el negocio familiar, incluso mantuvo en privado su fallecimiento. Teníamos que seguir avanzando como si nada hubiera pasado. Como si se hubiera ido a sus expediciones africanas que tanto amaba. Y lo odiaba por esta decisión final suya y solía odiar el tiempo, porque tenía que seguir fingiendo.

Pero hace muchos años, había hecho una promesa... y mientras me quedaba en casa, alejada de todo y de todos, parecía que cometía una traición. Por mucho que mi corazón las ame a usted y a la hermana María, a los niños, y a todo lo que constituye del Hogar, nuestro hogar, desde el viejo techo de tejas sobre nuestras cabezas, las gallinas cacareando en el gallinero, el Padre árbol, las risitas infantiles escapándose junto con las canciones de los pájaros, el susurro de las grandes hojas de roble, el suspiro de la alta hierba verde acariciada por el viento del verano...

No podía quedarme más allí... Sé que ambas se sintieron confundidas y preocupadas. Mis queridos Archie y Annie también lo estaban. Pero necesitaba irme. Para encontrarme a mí misma. Para vivir. Para aprender a ser feliz. Despreocupada. Incluso egoísta... Sé que esta decisión mía es y probablemente será la acción más egoísta que he hecho.

El tiempo, ahora ya no es mi enemigo... más bien es un amigo. Y él me lleva todos los días en sus alas. Vivir en Londres ha sido divino. Hay alegría y felicidad en el aire que había estado envenenado durante tanto tiempo por la guerra. Te sientes flotar como si tu alma fuera liviana, como los dientes de león flotando en el cielo. He conocido a muchos personajes encantadores e interesantes, los cuales prometo dedicaré mi próxima carta, describiéndolos uno por uno. Tuve la suerte de encontrar un buen lugar para hospedarme en un área de Londres llamada Camden town. Muchos artistas, especialmente pintores, viven allí. Aunque, usted me conoce, no tengo un hueso artístico en mi cuerpo, siempre admiré a las personas que se inclinaban por las artes por naturaleza. Y sé que la medicina es un área donde el hombre sirve a sus semejantes, manteniendo el cuerpo y la mente saludables, pero el arte también mantiene el alma intacta.

Hay muchas fiestas, bailes, picnics y todo tipo de compromisos sociales para mantener ocupada a una joven soltera en esta maravillosa ciudad de Londres. A veces, sé que usted lo criticaría. Tarde en la noche, caigo en pensamientos profundos como la oscuridad de la noche, preguntándome si esas frivolidades son algo en lo que debería pasarme la vida pero... mi querida señorita Pony, las necesito. Si cuento las lágrimas y pérdidas que mi corazón ha acarreado a través de los años... las frivolidades definitivamente son buenas ahora. Frivolidades, foxtrot y mucho champán... ok, estoy bromeando... por favor, no frunza las cejas. Sabe cuánto me gusta tomarle del pelo.

También estoy involucrada en una gran cantidad de obras de caridad, poniendo el dinero de los Ardley en buen uso, ayudando tanto como puedo a los necesitados. Y a cambio, la vida me está ayudando a recuperarme. Perdí a tantas personas que eran muy queridas para mí...

Mi querida señorita Pony, me temo que comencé a escribir una carta de noticias, chismes sociales, y risas y chanzas, y al final me dejé llevar hacia una agotadora reflexión personal. Prometo ser buena y prometo tener cuidado. Hasta el día en que vuelva corriendo a sus brazos. Por favor cuídese. Lo mismo va para la hermana María. Y los niños. Y el doctor Martin. Cuando lo vea de nuevo, ¡dele un fuerte abrazo! A él siempre le gustó un fuerte abrazo suyo... ¡Y no se sonroje! ¡Hasta la próxima vez!

Su exuberante y siempre atolondrada hija,

Candice White Ardley"

La señorita Pony había llegado al final de la carta de Candy. Después de haber terminado de leer en voz alta, se aclaró la garganta y miró a la hermana María. Ambas se miraron la una a la otra en silencio. Con las mejillas húmedas y los ojos brillantes. Esta era una carta esperada por largo tiempo. Y entonces, explotaron en un río de risas imparable, con las lágrimas corriendo una vez más por sus mejillas sonrosadas, y todas las arrugas del tiempo en sus rostros bailando con ellas.

"Nuestra chica es única", consiguió decir la señorita Pony, tratando de recuperar el aliento al mismo tiempo.

"Sin duda lo es", coincidió la hermana María.

La querían mucho. Y la extrañaban inmensamente. Pero sabían que tenía que abrir sus alas. Incluso desde lejos, Candy lograba difundir el calor de la felicidad y el amor en esa gran cocina del Hogar de Pony.

Su risa y su falta de aire fueron interrumpidas por niños que gritaban fuera de la ventana. Algunos peleaban por barcos de papel, unidos por una cuerda.

"¡Él tiró la piedra!", se escuchó la voz de una niña pequeña.

"Ahora están separados...", la voz se convirtió en llanto.

"¡Señorita Pony!", muchas pequeñas voces al unísono.

Ambas mujeres se pusieron de pie de inmediato. Se secaron las caras con el dorso de las manos y salieron corriendo, tirando al suelo el periódico que estaba sobre la mesa de la cocina.

"¿Qué pasó?", Se escuchó fuera a la señorita Pony.

En la cocina, el hermoso rostro de Terrence Grandchester adornaba las páginas de espectáculos del periódico que había caído. Estaba de regreso y en buena forma después de la muerte de su prometida. No había hecho ninguna declaración. Pero había abandonado los escenarios durante un buen año. Las seguidoras dirían que su rostro mostraba la madurez de más de un año. Serio y severo... nunca había sido un hombre con apariencia muy feliz, para empezar. Sin embargo, sus ojos estaban en llamas, incluso a través del papel. Aún inerte y estático en el formato impreso, ellas aún podían sentir que él invadía su mente cuando miraban su fotografía en blanco y negro.

Él estaba de vuelta en el escenario. En muy buena forma. La compañía teatral estaba produciendo Hamlet. El gran evento de la primavera en Nueva York. Terrence Grandchester estaba preparado para realizar su sueño de convertirse en el actor dominante de la "fuerza de la naturaleza" en el West End de la ciudad.

En el patio del Hogar de Pony, los testigos se reunieron, el capitán del barco de papel y el asaltante que de repente arrojó una piedra al arroyo. La cuerda que mantenía juntas las dos embarcaciones se rompió, liberándolas de su amarre. Un bote de papel desapareció. El otro quedó a un lado del arroyo, con aspecto arrugado y triste.

Y así, la vida continuó, en esa primavera de 1925.

La rosa escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora