Capítulo 21

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(traducido al español por las queridas Anneth y Nuria)

El aire desapareció dentro de las cuatro paredes de la galería y lo que Terry quería no era sonreír en absoluto... de hecho sintió que su mandíbula se tensaba. Quería romper la cara de ese presumido bastardo que estaba de pie justo a su lado.

La mujer que había entrado en la galería era la chica a la que había abierto su corazón y que había amado como a nadie más en su vida. Había soñado con ella noches sin fin y había permitido que la locura de su destino la alejara de él. Había sufrido una vida sin amor sin ella. Ella fue quien lo abofeteó y lo llamó delincuente por haberse atrevido a besarla una tarde de mayo, declarándole su afecto. Pensamientos y sentimientos se estrellaban dentro de él con la velocidad y la fuerza de una avalancha mortal. De espaldas a la pared, Terry no podía hacer nada más que reprimir la ola violenta que había surgido en su pecho. Le ofreció a Christian una sonrisa forzada con la esperanza de que no solo estuviera enseñando los dientes al novio de Candy. Por qué ella también había cambiado su nombre estaba más allá de su comprensión, pero estaba seguro de que lo averiguaría en algún momento.

Siempre se había sentido vivo en su presencia. No haberla visto durante tanto tiempo intensificaba esa sensación cien veces. Cada célula de su cuerpo estaba tan cargada que se sentía como un cable de alta tensión. Hizo un esfuerzo consciente para mantener la calma frente a ella y Christian. A pesar de haber cambiado mucho simplemente por haber crecido, reconoció su rostro al acercarse, la misma cara que solía mirarlo con ojos cálidos y tímidos en una vida que podría ser una pintura antigua por si sola. Ahora su mirada brillante le mostraba algo diferente.

Brillaba en ella una nueva seguridad en sí misma. La chica que había crecido en una vida que le había dado demasiadas amarguras para una sola persona, había logrado llegar al otro lado como una ganadora. Era más alta de cuando él la recordaba. Sus rizos rubios estaban cortados en una melena corta de moda (estilo bob) que llegaban hasta cerca de la barbilla. Su piel todavía estaba salpicada de pecas y sus labios eran del color de una manzana madura de otoño, lista para ser mordida. Su cuerpo tenía curvas en todos los lugares correctos. Brillaba dentro de una figura entallada, dentro de un vestido de satén que llegaba hasta el suelo, con escote bajo. El vestido se moldeaba a su cuerpo como plata líquida, siguiéndola a cada paso.

 El vestido se moldeaba a su cuerpo como plata líquida, siguiéndola a cada paso

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Candy acababa de entrar en la galería. El aire se sintió ligero cuando Terry giró la cabeza para observarla. Se quedaría definitivamente corta al decir que encontrar al hombre, al que nunca había pensado volvería a ver, al que nunca había dejado de imaginarse dentro de su mente, de pie allí junto a Christian, entre todas las otras personas, la había sorprendido hasta la médula.

Por un momento, la idea de detenerse allí y pellizcarse apareció en su mente. La repentina presencia de Terry frente a ella tuvo el impacto de un accidente automovilístico. El tiempo pasado no hizo nada para minimizar lo que sentía cada vez que su imagen llenaba sus ojos. Incluso si él había cambiado. Ya no era el adolescente que solía tomarle del pelo. Era un hombre alto y elegante con un cuerpo delgado y fuerte. Sus ojos azul verdosos eran más intensos que nunca, como las aguas tropicales bajo el sol, pero con la experiencia de las tempestades de la vida. Su rostro era más delgado y revelaba una magnífica estructura ósea, con su otrora largo cabello oscuro, ahora cortado, que para su sorpresa lo hacía parecer un hombre más maduro comparado con aquel joven que ella recordaba.

La rosa escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora