61.- De planes y de imprevistos

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Llegó la hora, era el momento de empezar con el plan. Judy trabajó hasta tarde ideándolo con ayuda de Fru Fru, así el trabajo en equipo estaba asegurado por si encontraban a quien pretendía hacer daño a la familia de la musaraña. Las instrucciones les fueron dadas a los escoltas de Fru Fru y Judy tuvo claro que tendría que cambiar su apariencia para estar de incógnito, pues su plan incluía tal situación. Ella era bastante conocida y el mamífero que estaba amenazando a su amiga podría reconocerla.

Fru Fru se ocupó de darle una apariencia muy distinta, empezando por unas lentillas que le cambiaba su iris morado por negro, luego le dio algunos detalles a su cara y le puso una peluca como el pelo que la propia musaraña tenía. La vestimenta sería de dos piezas: Una camisa blanca a rayas horizontales finas y azules con unos pantalones vaqueros para la comodidad. Judy se miró al espejo y estaba maravillada por el trabajo arduo que habían hecho y el increíble resultado.

"Con esto es imposible que me reconozcan. ¡Es impecable!" Judy sonrió, iluminada por aquel cambio de imagen.

"¡Lo mejor de lo mejor para la madrina de mi pequeña!" Dijo Fru Fru, orgullosa por el estilo que había escogido. "Supongo que estarás lista, esta ropa te dejará moverte con libertad,y no te preocupes por la peluca, se mantiene incluso con movimientos bruscos."

La coneja se frotó las manos. "Así podré apresar al enemigo con facilidad." El mero hecho de pensar en hacer su trabajo era lo que más vida le daba. Siempre tenía hambre de acción.

Una vez tenían todo preparado, se dirigieron al bar en el que planearon los movimientos, y Fru Fru había estado más de una vez allí, incluso con amigas, así que pudo descubrir cada punto útil para sus escoltas y Judy. El plan estaba listo.


A Vol le tocaba patrulla, le asignaron con Lobato para asegurar la ciudad y procurar mantener el orden. Ya se estaban acostumbrando a trabajar juntos, cosa que reforzaba su cercana amistad, así como su habilidad para entender lo que el otro haría en diversas situaciones. Les serviría para hacer redadas con gran efectividad.

"Al final me hiciste caso de la mejor manera, te dije que te ayudaría." Lobato comentó, sonriendo con ojos medio cerrados. "Lo mejor de lo mejor para mis amigos."

Vol sonrió hacia él. "Te lo agradezco, de verdad lo necesitaba." Pero levantó la ceja. "Pero, ¿quieres decir que si no fuese tu amigo o me ayudarías? Qué cruel."

"Puede... o puede que no." Como si fuera una copia de Nick, el lobo imitó su expresión más característica y, al verlo, Vol no pudo resistir una risa.

"¿En serio Nick y tú no os conocíais de antes? Te pareces demasiado en algunas cosas."

"Yo tengo mi estilo propio, zorrito, único en el mundo. ¡No es comparable!" Casi fingiendo ofensa, la respuesta no esperó.

La risa de Vol aumentó ante las palabras de su compañero. "Pero no eres inimitable, así que..."

"¡Oye, yo soy exclusivo!"

Las bromas continuaban entre ellos sin perder la vista en su trabajo pues, a pesar de hablar, sus oídos eran capaces de captar si había algún problema. Por suerte, no había nada que requiriera su atención.

Iban a tomarse un descanso cuando vieron a un mamífero minusválido intentando bajar unas escaleras hacia el tren subterráneo ya que, desgraciadamente, ese acceso no estaba adaptado para ellos aún. El minusválido era un armadillo que llevaba bastón, se lesionó la pata izquierda y le estaba costando bajar. Vol y Lobato no dudaron, dejaron las risas a un lado, se miraron y asintieron, corriendo a ayudar al pobre mamífero con movilidad reducida.

Alguien especial en ZootrópolisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora