22.- Las apariencias engañan

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Al poco de despertarse, Vol se dio cuenta de que el bote de tallarines no estaba, supo que el chaval se lo comió. Decidió salir a coger algo de alimento para desayunar, tanto para él mismo como para el joven marsupial. Llegó al mercado cercano y encontró algo que hacer al canguro como desayuno y que, probablemente, le gustaría, aparte de una camiseta, ya que le encontró con el pecho descubierto. Tras unos minutos comprando, volvió a una ZPD, que todavía andaba con pocos efectivos a esas horas de la mañana, y se dispuso a hacer el alimento para ambos, con prioridad a su propio desayuno, puesto que consideró dejar al canguro más tiempo dormido por si lo necesitaba.

"Un café para mí... con unas tostadas... Bien, todo hecho. Es el turno del chaval." Empezó a preparar lo necesario para hacer de la mañana de ese joven animal una de las mejores que podría tener. También incluyó tostadas en su alimentación, pero consideró que lo mejor sería un zumo de naranja natural junto a leche y cacao calentados. "Perfecto, con esto estará bien alimentado." Sonrió de manera cálida, cercana, de genuina bondad.
Después de tomar su desayuno, se dirigió a la sala donde estaba el marsupial para dejarle el alimento. Aunque estaba mucho tiempo en el mundo de los sueños, seguía dormido. Aún así, Vol esperó a su despertar, no duraría hasta que el canguro adolescente volviera al mundo real.

El joven mamífero fue poco a poco abriendo los ojos, aún con la túnica de Vol por encima.

"Por lo visto sí tenías hambre." Vol soltó una pequeña risa.

Ante la afirmación del zorro, el canguro abrió mucho los ojos y miró hacia otro lado. "S-Solo quería probarlos..."

Vol le acercó el desayuno con buen olor. "Ten, un buen desayuno para ti, pequeño." Intentó amistarse con el marsupial. Aunque reticente, el canguro tomó la decisión de tomarlo. Lo que no sabía Vol es que, al darse la vuelta unos segundos, todo el desayuno estaba consumido, pillándole con la boca llena aún.

Vol abrió los ojos de sorpresa. "O comes bastante o tenías mucha hambre." Carcajeó. "¿Quieres repetir? Aparte..." Cogió la camiseta comprada y la puso delante del canguro. "Me gustaría que aceptaras este regalo, así no tendrás que ir con el pecho descubierto." Su sonrisa no desapareció en ningún momento.

El canguro tragó lo que tenía en la boca y miró a la mesa. "¿Por qué eres tan bueno conmigo? Te ataqué y te pegué y tú... me ofreces comida, ropa y... me diste abrigo." Miró a la túnica todavía encima suya.

"Me da igual lo que pasara, lo que no quiero es que te quedes con hambre o destemplado. Mereces un buen cobijo y cuidados." Vol siguió sonriendo amistosa y cálidamente.

El canguro levantó su mirada con ojos brillantes. "¿D-Disculpe?"

"Así es, mereces una buena vida... esto... No sé tu nombre." Se rascó la cabeza, sintiéndose un poco avergonzado, sonrojándose.

El canguro se lo pensó un momento pero decidió contarle la verdad. "R-Ryan... Me llamo Ryan, señor zorro."

Vol sonrió ampliamente tras oír el nombre. "Qué bonito nombre, chaval, me gusta mucho. Por cierto..." Se acercó con cuidado, lentamente, para hacerle sentir seguridad. "Puedes llamarme solo Vol, lo de señor... Me hace sentir muy mayor." Rio mientras el joven se ponía la camiseta.

Parecía que Ryan cogió confianza con el zorro tras hablar. Encontró que a Vol no le importaba nada de lo que pasó y que quería cuidar muy bien de él. Sentía comodidad, pero algo rondaba su mente y no quería ocultarlo más.

"¿P-Puedo contarte algo? Guárdame el secreto, por favor."

Vol miró extrañado pero se puso a la altura a la del canguro, que estaba sentado. "Prometido, ¿qué pasa?"

Alguien especial en ZootrópolisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora