44.- Paz y tranquilidad

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En una mañana entrante en la que los policías se pudieron despertar más tarde, debido a que Bogo, en la noche anterior, dijo que se tomaran el día de descanso tras la operación del día pasado, aguardaba un posible magnífico día en el que estarían muy tranquilos, relajados y haciendo lo que quieren. Les valdría solo un día para reponer fuerzas tras lo ocurrido en el aeropuerto.
Vol se levantó antes para hacer el desayuno para todos, mientras los anfitriones dormían plácidamente. Una vez puso todo a funcionar, se sentó y cogió el móvil, empezando a teclear. Parecía una posible búsqueda en Zoogle o quizás buscaba un vídeo en ZooTube.
Al poco tiempo, ambos se levantaron de su letargo, frescos como unas rosas abriéndose del capullo. Su cuerpo notaba un día de descanso perfecto como el que tuvieron, sólo bostezando ligeramente. El inconfundible aroma de la mañana, junto a un café recién molido, hacía su presencia en aquella cocina en la que, generalmente, te encontrarías a cierto zorro azul.
Tan pronto como vio a ambos entrar, preparó todo en la bandeja que tenían siempre a mano y dispuesta a ser usada, llevándola hacia la mesa.

"Esto ya es habitual incluso en mañanas extendidas." Dijo Nick, haciendo gala de su buen humor tras sentarse junto a Judy.

Vol soltó una pequeña risa. "Puede que sí, pero debo tener un motivo para estar con vosotros en el apartamento, ¿no?"

"No tenías porqué hacer nada, sólo queríamos ayudar." Sonrió Judy ante la muestra de aprecio.

"Sería un invitado descortés si no ayudara en algo." El zorro mostró una sonrisa que haría sentir confortable a cualquiera mientras también tomó asiento. "¿Qué planes tenéis para hoy?"

"Pensaba que podríamos ir a Madrigueras a pasar el día allí junto a mi familia." Respondió Judy mientras tomaba un sorbo del café.

"Me encantaría ir, pero tengo que apurarme para hacer mi defensa en el juicio o voy a ir sin nada con lo que intentar salir victorioso."

Nick hizo un gesto con su mano, restándole importancia. "Hay tiempo, no te preocupes, aparte de que tienes la ayuda de mi amiga, la abogada lemming."

"Insisto, Vol, vente y así les conoces." Judy intentó convencerle, incluso preparando sus ojos para ponerlos como los de un cachorro si, aun así, rechazaba.

Vol se vio abrumado por la petición de ambos y suspiró. "Vale, de acuerdo, iré... Sólo espero que pueda hacer algo para mi defensa cuando volvamos."

"Habrá tiempo, no te preocupes." Afirmó Judy, guiñando el ojo, viendo que consiguió su propósito.

"Sé que ese gesto lo aprendiste de mí. Reconoce que soy más tranquilo que tú, Zanahorias." Nick sonrió hacia su compañera, con una mirada bromista.

"Puede ser, pero yo soy más lista, acabé convenciéndote para ayudarme." La voz de Judy era cantarina y, mientras le contestó, le sacó la lengua.

"¡Imposible! Iba un paso por delante tuyo. Instintos de zorro." Nick seguía con su sonrisa hacia Judy mientras Vol encontraba la escena divertida, no pudiendo parar de soltar alguna risa entre dientes a cada frase provocativa que decían.

Según terminaron el desayuno, se dispusieron a prepararse para ir de visita a Madrigueras. A Nick ya le conocieron cuando Judy decidió que quería volver durante un par de días de tranquilidad, pero Vol era, de momento, un completo desconocido para la familia de la coneja. Mil pensamientos rondaban su mente, puesto que claramente era diferente a Nick y pensaba que probablemente tendrían dudas con él por sus diferencias. Lo que más quería saber, era conocer cómo le fue a Nick aquella vez, pero habría tiempo en el tren camino al hogar de nacimiento de su cercana compañera Judy.
Se vistieron y lavaron antes de empezar a emprender el camino hacia la estación. Una vez terminaron, era hora de irse. Caminaban en dirección a la estación central entre conversaciones.

Alguien especial en ZootrópolisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora