50.- Veredicto

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Una mañana más amanecía en aquel apartamento en el que los dos policías más reconocidos se alojaban junto a un huésped especial desde hacía ya un tiempo. La decisión de darle un techo es algo de lo que nunca se arrepintieron, ya que la gratitud de aquel extraño vulpino siempre se hacía presente de distintas maneras. Aparte de vivir todos juntos, trabajaban juntos. Gracias a la valoración de la instructora y un poco de convicción de Judy, consiguieron que Vol tuviera patrullas con ellos dos, así se sentiría más cómodo. Bogo aceptó la propuesta de la pequeña coneja con algunas dudas, pero ella pudo convencerle. Siempre tenía algún truco bajo la manga.

La sensación de calidez, venida de la estrella más grande del sistema, empezó a cubrir al zorro azul, de manera que le hizo despertar del letargo. Quería mantenerse más tiempo metido en la cama, pero ahora no podía cerrar los ojos de nuevo. Se acordó del juicio y una ligera sensación de nerviosismo apareció en su cuerpo, impidiendo que siguiera en el mundo de los sueños.

"Bah, así no se puede." Murmuró Vol mientras se levantaba y se desperezaba. Después del proceso, se puso la camiseta para cuando aparecieran sus compañeros, aunque sólo entró Judy, a quien vio en cuanto alzó la mirada.

"Buenos días, Vol." La sonrisa de la coneja no se hizo esperar para dar más calidez a la mañana. "Espero que durmieras bien."

"Sí. Me costó un poco, pero estoy listo para todo el día." El zorro se rascó la parte de atrás de la cabeza. "¿Aún no se ha despertado?"

"¿Él? Pfft, qué va. De los dos, siempre se despierta después de mí." Judy se rio burlándose de su compañero. "Le cuesta mucho levantarse de la cama."

Vol simplemente soltó una risita. "Le entiendo. Supongo que desayunaremos hasta que venga él, ¿no?"

"Sí, así podremos prepararnos antes."

Sin más dilación, ambos se fueron a la cocina para llenar el lugar con un aroma conocido y delicioso. Vol acostumbraba a hacer desayunos él solo, pero ahora tenía un par de patas más para ayudarle. Tomando decisiones y haciendo preguntas sobre lo que podía ir mejor a cada parte del desayuno. Trabajaban en sincronía para preparar una suculenta primera comida del día. El olor que estaban dejando de la preparación era ligeramente distinto al habitual, ahora que ambos lo hicieron juntos.

El ligero aroma se coló en la habitación del zorro y la coneja. Allí, Nick estaba durmiendo placenteramente con la boca abierta, la lengua fuera y sin camisa, como solía hacer. El olor se metió en su nariz y, como si estuviera hipnotizado, se levantó y se fue caminando, aún con los ojos más cerrados que abiertos, a la cocina. Ambos compañeros se giraron al oírle y se rieron.

"¡Oye, Nick, abre los ojos!" Entre risas, Judy le llamó la atención.

"Uh... ¿Q-Qué?" Estando grogui, Nick respondió, intentando darse cuenta de lo que había a su alrededor. Al fin se despertó y sacudió la cabeza. "¿C-Cómo he acabado aquí?"

"Estabas como un sonámbulo. Has venido porque tu cuerpo quería." Vol no podía contenerse la risa mientras hablaba, toda la situación le parecía cómica.

"Oh... Bueno, supongo que, ya que estoy aquí, voy a desayunar también." Nick se encogió de hombros y, sin perder su sonrisa, se sentó en la mesa.

Según Judy dio los últimos toques, llevó una parte de la comida. "Espero que me hayan quedado bien." Las tostadas tenían un toque distinto, tenían una mermelada que no se había puesto antes. Esta vez era de zanahorias, con su toque dulce para hacerlo agradable.

"No te preocupes, he probado mermeladas y te digo que tu creación está genial." Vol alentaba a su compañera de trabajo y de piso. "Espero que mi nuevo toque en el café os guste."

Alguien especial en ZootrópolisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora