Alguien especial en Zootrópolis

58.- Problemas con solución

Ryan levantó la cabeza, con ojos grandes, y tomó la decisión. "Vale... Voy a contártelo todo..."

Empezó la confesión. El canguro le contó lo ocurrido, el incidente con aquel otro niño y cómo intentó ayudar, pero aun así, tenía miedo de hacer daño a quien no quería hacerlo, por eso se distanció de los niños que se preocuparon por él. Al terminar, suspiró profundamente y bajó la cabeza.

"...entiendo." Fue lo que llegó a decir Vol, quien escuchó absolutamente todo lo que Ryan le dijo atentamente.

"No quería hacerle daño, solo quería que él no me lo hiciera y... se hizo daño... N-No quería, Vol..." Otra vez volvieron los nervios al marsupial y empezó a temblar.

Al ver cómo Ryan estaba, el zorro se apresuró a tranquilizarlo con una mirada serena. "No pasa nada, calma. He entendido todo lo que ha pasado." El canguro le miró. "No tienes la culpa de nada, son cosas que pasan, solamente accidentes. Aquí lo que cuenta es cómo reaccionaste, algo que hiciste bien, ya que fuiste a ayudarle y a preguntar cómo estaba." Vol sonrió. "Y eso es de buen mamífero."

Aunque las intenciones del vulpino eran las mejores, el sentimiento interno de Ryan le impedía ver más allá. "P-Pero se hizo daño... p-por mi c-culpa."

Vol sacudió la cabeza. "No es así como lo dices. Lo que ocurrió no es más que un accidente, además, no está mal que priorices tu bienestar al del resto. Tienes que cuidarte a ti mismo." El tono de voz tranquilizador del zorro ayudaba a Ryan a sentirse un poco mejor.

"Entonces... ¿H-Hice bien a-ayudando?" Los ojos del canguro ahora estaban llenos de esperanza ante una posible respuesta positiva que reafirmara sus acciones.

Vol asintió. "Ayudaste, te preocupaste por él y paraste el partido, lo hiciste genial, Ryan, de verdad." Su sonrisa dio buenas sensaciones al canguro, ahora más aliviado.

Pero otro problema le entró en la cabeza. "L-Lo siento... por no decirte nada." Avergonzado, agachó la cabeza de nuevo. Pese a que una parte de sus pensamientos estaba resuelto, todavía quedaba otra parte que subsanar.

El zorro le restó importancia con un ligero gesto de manos. "No tienes ni que preocuparte, sé que todos tenemos secretos y asuntos que no queremos contar. Entiendo que no te atrevieses en ese momento..." Puso su mano en el pecho. "Pero no me importa, lo único que me importa es ayudarte." Aun así, miró a los ojos al canguro. "Hay un motivo más para que no me lo dijeses, ¿verdad?"

Ryan asintió tímidamente. "No quería que te... preocuparas y que no te concentraras en tu trabajo por mí... Por eso no se lo dije a nadie..." Miró a un lado, sentía una vergüenza grande en su cuerpo por el camino que tomó en el mencionado momento.

"Ryan..." Con un tono suave, Vol respondió y se levantó. "Ven aquí." Abrió los brazos, acompañando su insistencia con una media sonrisa. El canguro se levantó y se acercó, sólo para ser abrazado por el vulpino, a lo que respondió de igual manera. "Yo quiero preocuparme por ti. He sabido en lo que me metía cuando empecé con todo el proceso de adopción... Sé lo que conlleva, sé que hay que sacrificarse y ayudarte cuando lo necesites." Le miró de nuevo directo. "Déjame preocuparme por ti, quiero resolver tus dudas y problemas, recuerda que podré ayudarte cuando haga falta." Suspiró, pero sonrió para darle mejores sensaciones. "Puedo prometerte que te ayudaré en lo que pueda. Recuérdalo."

Ryan se quedó mirando a Vol todo el tiempo, lo que dijo le dejó anonadado. Es cierto que dijo que lo cuidaría y buscaría que él tuviera una vida mejor, pero aun así, era difícil para el canguro creerlo, no por desconfianza, sino porque es la primera vez que siente cariño desde que las almas de sus padres biológicos se fueran de sus cuerpos y hallaran un descanso eterno. Tantos años de falta de amor le pasaron factura.