37.- El terror comienza

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En la base de 'Only preys' se encontraban una liebre hembra de color marrón, el erizo Coleman y un antílope macho, que denotaba cierta edad, hablando entre ellos. Parecían un poco mosqueados por lo ocurrido aquel día pasado.

"No me puedo creer que les dejaran escapar así tan fácil. Pensé que acabarían con ellos, pero son más inútiles de lo que pensaba." Coleman habló. Siempre tenía cara de mal humor.

"Oye, pero, ¿tú no trabajaste con Pol en el pasado? Pensé que te caía mejor." La liebre comentó. Lucía un pelo ligeramente largo negro.

Coleman giró la cabeza para mirar a la liebre. "Brega, por mucho que trabajara con él, no significa que me caiga bien. Es un inútil."

Brega soltó una carcajada. "Ahí no te falta razón. Teníamos que haber sido nosotros los que silenciaran a los metomentodos policíacos de una vez."

El antílope dio un paso adelante. "Por mucho que nos duela trabajar con inútiles, tenemos que conseguir el bien común. Ahora la pregunta es, ¿qué es lo que se hará?"

"No te preocupes, Axel, el jefe tiene un plan tras esto." Coleman sonrió malévolamente. Sólo el jefe que mencionan sabría lo que iba a pasar...


Después de la lucha que tuvieron aquel día martes, pasaron varios días en los que estuvieron investigando quiénes fueron los agresores, posiblemente fáciles de identificar por su apariencia exterior. No parecían encontrar nada, ya que esa apariencia no coincidía con lo que los policías vieron. Concertaron entrevistas a muchas capibaras, muchos castores y otros tantos conejos con resultado nulo, lo que les provocó que se quedaran sin ideas para continuar. Intentaron repasar el caso en la sala de los ordenadores.

"Por más que lo intentamos, no hallamos ninguna respuesta, ninguna coincidencia y no hay pistas." Suspiró la desesperanzada coneja.

"Lo más que obtuvimos fue que la sangre en la pared era de una lucha que tuvieron, pero no hay más pruebas que digan que Pol el castor asesinara a la alpaca. No había restos suyos." Dijo Vol, también frustrado por no encontrar nada.

"Hemos repasado una y otra vez las pruebas, coincidencias y demás. Algo se escapa de nuestra comprensión." Nick intentó analizar el caso en su cabeza.

"Tenemos la espina pero no nos revela nada... Tenemos un montón de pruebas..." Suspiró el azulado zorro. "Sólo se me ocurre una idea: Ofrecernos uno de nosotros como señuelo para poder atrapar a uno de los terroristas e interrogarle." Los dos le miraron.

"No lo haremos, Vol, es una locura y no sabemos qué son capaces de hacer." Preocupada, Judy afirmó. "Encontraremos otra solución, sólo tenemos que pensar."

Vol suspiró de nuevo y Nick habló. "Supongo que aquí no resolveremos nada. Propongo liberarnos un poco de la tensión e irnos a un bar para refrescarnos." Sonrió.

Judy se encogió de hombros y movió la cabeza de un lado a otro. "No tienes solución." Soltó una risa.

Nick se agachó a la altura de la cabeza de su compañera. "Adoras mis sugerencias, pero no quieres aceptarlo." Tuvo la mirada de ojos semi cerrados que tanto sabía hacer.

Judy evitó mirarle para seguir el juego. "Pfft. ¡Lo que tú digas! Vamos a despejarnos." Se bajó de la silla.

Vol reía tras lo visto. "Os queréis mucho, no lo neguéis."

"¡Cállate!" Respondieron ambos al unísono, pero sólo le hizo reír más al zorro azul.

Tras salir de la sala, vieron cómo muchos compañeros se dirigían a una televisión. En la confusión, los tres se dirigieron hacia donde la masa iba, encontrando para su sorpresa a un extraño personaje en la pantalla con un traje oscuro, tapándole enteramente, exactamente como los agresores que atacaron al trío. A la hora de hablar, su voz estaba distorsionada, pero tomó la cámara que enfocaba a la reportera cebra en ese momento.

Alguien especial en ZootrópolisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora