52.- Justicia merecida, sentencias diferentes

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"Por la presente, a usted se le retirará la condena impuesta en un principio." Los ojos del zorro azul se abrieron bastante en sorpresa, no lo podía creer. "A las pruebas me remito. Su historial quedará limpio, podrá seguir siendo policía y la orden de alejamiento impuesta sobre el menor queda retirada." Con su tono de voz habitual y formal, Wolov terminó de leer la sentencia, al menos, para Vol.

La alegría en el zorro, tras escuchar a la carcayú, no entraba en su cuerpo. Aunque mantenía su compostura, su sonrisa se volvió amplia, sintiendo que se quitó un gran peso de encima. Giró su cabeza lo suficiente para ver de reojo a sus compañeros y al joven canguro. Como suponía, todos estaban contentos por él. Podía ver a su compañera conejita con cara de felicidad, una sonrisa pequeña que desbordaba alegría. Divisó la típica sonrisa con ojos medio cerrados de su homólogo, era inconfundible, después de todo, casi siempre tenía esa expresión. Pero, cuando vio a Ryan, sintió en su interior un gozo inmenso. Tan solo ver la gran sonrisa que asomaba de la boca del canguro, hizo que se sintiera a gusto de que todo acabara bien para él. Sentía que el fin del sufrimiento llegó... pero alguien no estaba de acuerdo.

Gloria Clinton se levantó para protestar por la sentencia. Su cara era de un enfado muy notable, imponente, temible. La hipopótama ya no veía sentido a actuar como la que se mostró siempre delante de las cámaras. Ahora perdió los estribos. "¡¿Es esto una broma?!¡Secuestró a mi hijo, le convenció para quedarse, estuvo yendo contra mí todo el tiempo!¡¿Y dejan que se vaya así como así?!" Según gritaba, avanzaba al estrado. "¡Hacen más favores a un zorro que vino de otro mundo antes que a alguien que ha vivido toda su vida en Zootrópolis!¡Esto es injusto, deberían agradecerme lo que he hecho por esta ciudad con mis impuestos!¡He hecho más que ese maldito zorro azul!"

Aun con tales palabras, la jueza se mantuvo impasible y siguió con la parte de la sentencia que le faltaba. "Aún no terminé de leer todo el veredicto, señora Clinton, pero me lo está poniendo fácil." Ante la actitud de Wolov, la hipopótama dio un paso atrás. "Acaba de demostrar un odio inaceptable hacia un mamífero de fuera de Zootrópolis. Eso lo añadiré a la sentencia como delito de odio. Ahora, lo que usted recibirá de manera inmediata es una investigación exhaustiva de sus cuentas para mirar en profundidad todas y cada una de las transferencias. Se le retirará la adopción del joven Taylor y se le prohibirá la adopción futura. Irá a la cárcel durante dos años por maltrato infantil, a lo que se le puede sumar posibles condenas futuras si encontramos alguna ilegalidad más. Además de condena por delito de odio, que consiste en un año de cárcel añadido y una multa por su actitud mostrada contra el señor Jiménez."

Ahora, la siempre bravucona hipopótama se quedó estupefacta. Parcialmente creía que saldría impune, pero todo se le fue en contra y ahora afrontaría una pena alta por todas sus acciones y lo que quedaba por descubrir. "U-Usted... no puede hacer eso... Soy famosa y rica. ¡No puede hacerme esto!" Gritó en desesperación.

La jueza cogió el martillo para golpear. "Esta sentencia se hará efectiva a partir de ahora. Caso cerrado." Después, golpeó con él para hacer su orden definitiva. "Agentes, pueden llevársela."

Gloria miró a los policías acercándose, no teniendo claro qué hacer. Lo perdió todo en un abrir y cerrar de ojos y ahora afrontará un tiempo largo en la oscuridad. Tan sólo se mantuvo quieta, esperando lo inevitable, aunque los oficiales no se acercaron más. Quien lo hizo, fue el propio Vol.

Con su compostura y una actitud seria, el zorro azul decidió dirigirle la palabra con las manos detrás de la espalda, evidenciando que no quería violencia alguna. "Se acabó, Gloria. Todos esos mamíferos que hiciste sufrir ya son libres de ti. Incluido Ryan... y no puedo alegrarme más por él." Giró un momento la cabeza para mirarle de reojo, turnándola otra vez para mirar a la hipopótama. "Adiós, Gloria."

Alguien especial en ZootrópolisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora