30.- Buenas y malas noticias

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Nick y Judy se encontraban con Balto, hablando de un tema bastante especial. El propio Balto Lestrada les llamó para conversar, hacerles conocer su plan de futuro mientras Sophie estaba en la cárcel. Claramente al lobo no le iban los lujos, mantuvo la esencia campestre aunque tuviera dinero para vivir en un chalet o algún piso, pero su decisión era vivir en la naturaleza. La conversación iba en buen tono, pillando de sorpresa a los policías.

"¿De verdad lo intentarás? Será bastante difícil." Judy comentó y Balto sonrió.

"Busco un reto y poder llegar al final. Podré conseguirlo."

"Necesitarás más que espíritu si quieres conseguirlo." El zorro se mofó del lobo, este le miró de reojo.

"Seguro que tengo más espíritu que tú." Dijo Balto con tono jocoso.

"¡Eh! Que con mis ganas llegué a ser policía."

"Con ganas y ayuda mía." Judy quiso aprovechar el momento riéndose después.

"Te has aprovechado, Zanahorias, ¡eso no vale!" El ambiente ya se volvió bastante bromista.

La coneja se turnó al lobo. "Oye, Balto, ¿te habilitarán algún sitio para vivir? Es muy peligroso vivir en la calle si vas a tomar ese camino en la vida."

Balto dejó de sonreír por un momento. "Cuando llegue el momento, veré las opciones. De momento, sólo tengo que inscribirme."

"Creo que te podremos acompañar." Ofreció Nick, pero Balto sacudió la cabeza.

"Gracias, pero prefiero ir solo."

"Es tu decisión. Cualquier cosa, no dudes en llamarnos." La pequeña policía se levantó.

"Así lo haré." El lobo mostró una sonrisa.

Cuando ya se montaron en el coche, previa despedida con Balto, el móvil de Judy sonó, contestando según se dio cuenta de tal llamada.

"¿Dígame?" Se puso la mano libre en la boca. "Oh no... Entiendo... Iremos allí cuando podamos..." Colgó la llamada y bajó la cabeza, lo que extrañó a Nick.

"Eh, Zanahorias, ¿qué pasa?" Le levantó la cabeza con un dedo bajo su parte inferior de su mandíbula.

"Era del hospital... Resulta que..."


Vuelta al callejón, Vol se encontraba encerrado entre el caballo mastodonte y la calle cortada, no tenía escapatoria. Se levantó y se dispuso para lo que venía, pensando "Si voy a morir, que sea luchando". Justo cuando levantó uno de los puños, aún tapándose el cuello con la otra mano. Lewis se acercó lentamente, metiendo la mano en el bolsillo de la chaqueta. Pensando que era un arma, Vol tembló un poco y bajó el brazo, dando un paso hacia atrás como un gato asustado y atemorizado. Lo que el equino sacó era muy distinto: Le dio una tarjeta con el número de teléfono del lugar.

"Si quieres saber el estado de la pantera, suponía que tendría que darte el número. Llama cuando puedas, recuerda que no debe ser en público o... ya sabes." Vol asintió levemente, tragando saliva. El zorro cogió la tarjeta y Lewis se fue como vino, ante la sorpresa de aquel temeroso vulpino. Respiró con tranquilidad, calmándose en el proceso y preparándose para irse. Leyó la tarjeta y el número venía inscrito en ella, un número que marcaría más tarde para la investigación. Se guardó la tarjeta y salió del callejón, cubriéndose todavía el cuello para que nadie identificara al zorro azul, ahora en color anaranjado, puesto que resultaría un problema para su ocultación en un futuro. Se fue corriendo a la ZPD, procurando buscar a sus compañeros, pero seguían sin estar.

"Raro... Aún no vinieron. Será más seguro si espero a usar sus móviles, mejor que los de la comisaría."

Se sentó en uno de los bancos de aquella ZPD que parecía estar vacía, como si un huracán hubiese pasado. Sólo oía el silencio, cosa que era muy raro en ese lugar siempre ajetreado, no se oía ni un alma y eso el zorro lo extrañaba, siempre hubo ruido y conversaciones y ahora no había nada, llegando a incomodarle. Eligió al fin lo que hacer. Se fue a la sala de ordenadores, así aclararía el caso. Cuando llegó a la puerta, oía algo de movimiento dentro, lo que hizo que esbozara una sonrisa, abriendo después y encontrando a Clawhauser con Ryan frente a los ordenadores.

Alguien especial en ZootrópolisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora