19.- La resolución y confesión

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Apareció una figura reconocida por Sophie, quien bajó las armas al ver de quién se trataba, ya que lo conocía perfectamente.

"Tú..." Todavía con gesto de rabia, divisó a Balto.

"Así es... Aquí estoy, Sophie." El lobo, con cara serena y tranquila, abrió los brazos.

"¿Cómo has entrado aquí?" La perra africana preguntó, aún en estado de rabia.

Balto se encogió de hombros. "Conozco muchas cosas de ti, sabría que este lugar tendría una salida secreta. Entrar fue fácil." Suspiró tras contarlo y metió sus manos en los bolsillos, bajando la cabeza.

"¿Te atreves a venir después del daño que me hiciste?¡¿Después de dejarme, bastardo?!" Sophie levantó las armas otra vez, esta vez apuntando al lobo.

"Escúchame... Nunca quise dejarte, sólo quise dejar esa vida de delincuencia y confiaba en hacerlo juntos, pequeña."

Sophie se puso roja de furia. "¡No te atrevas a llamarme 'pequeña'! Después de lo que hiciste... ¡sólo eres un idiota!"

Balto dio un paso adelante. "Sí, soy un idiota... Un idiota incapaz de vivir sin ti," dio otro paso, "un idiota que sólo piensa en vivir contigo," avanzó otro paso más, "un idiota que... no quería dejarte marchar. Pero, Sophie, quiero ser tu idiota." Por increíble que pareciera, el rostro de Balto no parecía cambiar ni con esas palabras emotivas.

Sophie abrió los ojos un momento, queriendo no creer sus palabras, pero sentía algo dentro de su cuerpo, una sensación positiva. "No te creo, no veo tristeza ni deseo, así es imposible creerte, Balto. Todo lo que dices suena muy plano, como otra mentira más." Seguía con el ceño fruncido, cabreada y sin bajar la guardia.

El lobo dio un suspiro. "No soy capaz de mostrar expresión alguna, sabes que siempre fui poco expresivo pero, por el hecho de estar separados, encuentro sólo un vacío en mi interior, no encuentro felicidad, estoy perdido. Solo tú me mantenías el rumbo, Sophie. Solo tú conseguías mi felicidad."

Sophie se encontraba incrédula, bajando las armas. "No... Mentiroso... No hablas en serio... Sólo quieres vengarte contra mí... Que me metan en la cárcel." De sus ojos brotaban lágrimas, bajando la cabeza.

"Todo lo contrario: Quiero que te metan en la cárcel para que tengas menor condena, fue lo que pactamos. Así podremos estar juntos antes. Judy, muéstraselo."

Judy sacó el bolígrafo zanahoria, aún con la pistola en mano, y presionó el botón de repetir.

"Entonces, tu proposición es que la pena quede reducida a cinco años. Es lo mínimo que podemos ofrecer. Después, es cuestión de su comportamiento que pueda salir antes." La voz de Judy era reconocible.

"Lo mínimo que pueda ser para ella, por favor. Si tienen que ser cinco años, que así sea, pero valdrá la pena si puedo tenerla a mi lado y que podamos vivir los dos juntos al final. No quiero otra cosa."

"Hemos grabado la confesión y el pacto hecho. Suficiente para tenerla menos años en la cárcel."

"Sonaré como un idiota sentimental cuando la volváis a repetir."

Al terminar la grabación, Sophie no podía creer lo que escuchaba: Realmente Balto se preocupaba por ella y quería lo mejor para los dos, quería vivir a su lado. Se derrumbó tirando las armas al suelo, momento que Balto aprovechó para acercarse con velocidad y abrazarla.

"Siempre te quise y siempre te querré, mi pequeña perrita."

Sophie abrazó al lobo fuerte y sonriendo de manera natural entre lágrimas. "Eres mi idiota sentimental. No creía que aún estuvieras enamorado de mí, creía..." Respiro fuerte por la nariz en plenas lágrimas. "Creía que sólo era una más."

Alguien especial en ZootrópolisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora