Capítulo extra 2: Óscar y Pablo en NY

1.8K 125 287
                                    




Claro, que me dijera eso me hizo dar vueltas la cabeza. Ni me había planteado que esa fuera una posibilidad. Todo el verano, juntos, en Nueva York. A ver, era una oferta super jugosa e irrechazable. Pero también había otra cosa que tenía que tener en cuenta. Pablo y yo éramos novios, sí, pero quería estar con su madre. Lógico y normal. Y sabía que cada día que pasaba estaba más agobiado. Me lo estaba diciendo literalmente. Solo hay que ver el final del anterior capítulo, ¿no?

De todos modos, tampoco pude si quiera responder. Porque él se encargó de hacerlo por mí casi nada más después de hacer la pregunta.

-Nah, es una tontería. Es solo que estoy agobiado... Ya se me pasará.

-O podríamos irnos los dos a cualquier otro sitio que no sea ni Madrid ni Nueva York. Aunque es una tontería porque, ¿por qué íbamos a ir a otro sitio? Una vez más, hablando primero y pensando después.

-Ese es parte de tu encanto, monada —y me siguió acariciando la cabeza. -Sí, te he llamado monada. Ya está. No hagas un mundo de ello.

-Si no he dicho ni mú. -Aunque es cierto que, en cuanto me lo dijo, mi mente se puso a gritar MONADA, MONADA, MONADA. Menos mal que no soy el protagonista de 'Inside out', porque si no...

-Dejémoslo estar unos días y ya está. Disfrutemos lo que te queda aquí. ¿Qué quieres hacer ahora?

-No lo sé, pero así estoy en la gloria, te lo digo -porque estar tirado en Central Park con Pablo Bernabé acariciándote el pelo, pues mira, debería ser recetado por un médico cada mes. Aunque el pobre Pablo no daría a basto con la cantidad de solicitudes.

-Si quieres, podemos ir a comer unas galletas riquísimas y luego pues dar una vuelta por Times Square, que sé que te gustan las luces brillantes y todas las tiendas que hay por allí.

-Dejé de escuchar desde el momento que dijiste "podemos ir a comer" -bromeé. -Pero aguantamos cinco minutos más así, ¿vale?

-Vale. -Aunque el silencio duró muy poco y, para mi sorpresa, fue Pablo el que lo rompió. -Qué tal llevas lo de Albert.

-El qué de Albert.

-No hablar con él.

Pues mal. ¿Cómo lo iba a llevar? Necesitaba hablar con él. Y estar así me recordaba a cuando nos enfadamos justo antes del viaje a la nieve. Fue horrible.

-Bueno... pues lo llevo. No es algo que me guste.

-Ni que puedas decidir -apuntó.

-Lo sé. Hablo con Celia, que me cuenta algún cotilleo y tal. Como lo de Teo. Que parece que iban a tener citas y tal, pero al final Albert se echó para atrás. Supongo que sería difícil para él.

-Seguro que solo necesita este verano. En septiembre será todo diferente, habrá pasado tiempo, y probablemente ya esté preparado para volver a hablar. Pero Óscar, te aviso con tiempo. No le atosigues desde el primer momento. Deja que lleve él un poco la situación. A ver qué es lo que necesita.

-¿Y lo que necesito yo?

-No quiero que suena mal, y entiendo que es una putada todo, Óscar. Pero en este caso, hay que darle el mando a él.

-Joder, lo sé. Menuda mierda.

-Seguro que es solo una cuestión de tiempo, ya verás -trató de calmarme.

-El tiempo es una mierda. Nunca juega limpio. ¿Tan malo sería escribirle un...?No sé... ¿Un qué tal?

-Espera, que ha pasado muy poco tiempo.

-Uf -bufé, desesperado. Hasta que vi que Pablo no me estaba mirando a mí, sino hacia un punto concreto delante de nosotros. Me incorporé y vi a una ardilla, a escasos metros de nosotros, con ojos curiosos.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora