Capítulo 79

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Estuve toda la noche dándole vueltas. Sí, no he dormido nada. Bueno, a ver, miento. He dormido a pierna suelta. ¿A pierna suelta? Es la típica expresión que diría mi abuela. Pero lo habéis entendido, ¿no? Eso es lo importante. La intención. Bueno, no. Decimos muchas veces eso, pero es que la intención a veces no sirve, no vale, o es peor. ¿Sabes cuándo alguien te va a regalar algo y entonces...? ¡A ver, Óscar! ¡Calla! Sí, me estoy volviendo loco. Esperad que empiezo de nuevo.

Hola. Me llamo Óscar Rubio. Tengo 15... 16 años... Joder, ni una línea sin su error, ¿eh? Empiezo de nuevo Y YA POR ÚLTIMA VEZ.

A ver, estamos a viernes. Quedan dos días para la final del partido de fútbol. Y esta semana me ha pasado de todo. Es decir, parece interminable. Fue mi cumple, y lo celebré con una cita con Pablo que no voy a olvidar nunca. Pero también en la casa del pantano de Cris, con todos. Nos bañamos, discutimos, casi hacemos un trío Pablo, Albert y yo (vale, no, pero casi). Pablo se derrumbó delante de mí y decidimos que no iríamos al viaje a Italia. Pero es que a parte, a Albert y a mí casi nos apalizan los matones de Diego y compañía, y conseguimos que les expulsaran del insti. Solero subió mi discurso a su Twitter y me hice mega viral, pero no he podido disfrutarlo porque, después de discutir con mi padre y contarme que se va a separar de mi madre, casi me atropella un coche, me desmayé y tuve un sueño de lo más raro y creepy.

Joder, y todo eso ha pasado en ¿3 días? Es imposible, no puede ser. ¡Los días me dan de sí un huevo! ¡Ah, y me vuelvo a vivir con mi madre! ¡Y Pablo vuelve al equipo de fútbol! Por eso no vamos a vernos hoy en todo el día, porque tiene entrenamiento. Madre mía, me he agotado yo solo recordando todo. Creo que me merezco este día para descansar en casita y no hacer nada más, ¿no? Me lo he ganado.

¡Ah! Lo del chico misterioso, que no os lo he contado. Anoche me dijo lo de que soy un puto héroe... y eso me suena muchísimo. Porque no sé si os acordáis de Teo, pero ese chico nuevo, nada más conocerme, me dijo esas palabras exactas: que era un héroe en su anterior colegio. Y recordemos cuando en el camerino de la clase de teatro me limpió los calzoncillos con su propia mano, que vamos eso fue más sexual que nada. ¿Será él el chico misterioso? ¡SI NO HABLAMOS NUNCA! Oh, ¿quizá por eso me escribiera? ¿Quizá le da vergüenza hablar conmigo en persona? ¡Qué va! Si no soy nadie. ¿Cómo le va a dar vergüenza si yo impongo cero?

Bueno, no quedaba otra que esperar al domingo, durante la final del fútbol, y ahí descubriría si realmente era Teo o no. Ojala que no, porque mira, las cosas como son, es guapo, es majo y está bueno. Y encima canta de la hostia (os recuerdo que era el protagonista del Gran Showman. A ver, no Hugh Jackman, sino de la versión que hicimos nosotros). Aunque ¿qué estoy diciendo? Ya tengo a uno así en mi vida, ¿no? Aunque hay que ser justos: Pablo no canta igual, y mira que tiene cosas buenas, ¿eh? Pero ninguno de los dos tenemos ese don, qué le vamos a hacer.

Vamos, en resumen, que ese viernes no hice nada. Hablé con Albert pero había quedado con el chico ese con el que habla. ¿Cómo se llamaba? ¿Van en serio entonces? Supongo que sí, y mira ojála. Pablo tenía todo el día de entrenamiento y bueno, que también quería quedarme un día en casita, y que tengo que organizar todo para el lunes mudarme de nuevo a mi casa de siempre. Irónico, ¿no? Raro por lo menos. Así que os ahorro más rollo. Hoy no he hecho nada. Pasemos al sábado, que ahí las cosas se ponen interesnates.

Y sí, el sábado tampoco quedé con Pablo, porque estaba aún de entrenamientos. ¡Qué agotamiento! ¿Para qué jugar tanto? ¡Ni que se les fuera a olvidar! Aunque a lo mejor estoy diciendo una chorrada, yo qué sé, si yo de fútbol cero, ya lo sabéis. Salvo aquel momento en el que a Albert no se le ocurrió mejor idea que apuntarnos al equipo. Y todos recordamos lo mal que salió, ¿verdad? Así que hablé con Aurora y decidí irme a dar una vuelta yo solito por ahí, que me lo merezco, hombre. Así que salí de casa super mono, con mis gafas de sol creyéndome alguien, con mi música a tope (Billie y Alanis a muerte, porque Aurora pues me había enseñado música noventera y oye, como que hay temazos de repente, ¿sabes), me compré una napolitana de chocolate (vale, me compré dos, lo admito), y eché a andar sin ningún tipo de dirección. ¡A estrenar mis 16!

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora