A ver, todos sabíamos que me iban a pillar, ¿verdad? Todos sabíamos que algo así iba a pasar. Joder. Si es que tengo una suerte...
- ¡Óscar! – chilló mi tía Aurora, y cerró la puerta de golpe.
- ¡Joder! – grité.
- ¡Qué pasa ahí! – dijo mi madre desde el salón.
Oh, mierda. ¡Nos van a pillar!
- Eh, nada, que he pillado a Óscar vistiéndose, que se ha dado una ducha. Nada que no haya visto ya – rió mi tía, nerviosa.
- ¡Aurora! ¡Llama la próxima vez! – protesté desde el interior de mi dormitorio.
- ¡Lo siento, me olvidé mi cartera en tu cuarto! ¡Vístete y me la das!
Pablo me miraba con una sonrisa diabólica y le estaba costando horrores reprimir una carcajada.
- ¿Y tú de qué te ríes? – protesté.
- Pues... es bastante graciosa la situación.
- ¿Graciosa? ¡Es de todo menos graciosa! ¡Cómo nos pillen!
- Bueno, creo que nos han pillado ya, ¿no crees?
- Joder, a ver cómo conseguimos que salgas sin que te vean – y comencé a pensar posibles vías de salida.
- ¿Puedo ya? – dijo mi tía.
- Sí, sí – respondí, poniéndome los pantalones.
Aurora entró en el cuarto y Pablo saludó tímidamente.
- Óscar, estás loco. ¿Qué hace él aquí?
- Culpa mía, vine a darle una sorpresa.
- ¿Vosotros pensáis? Está claro que no. ¡Esto es jugársela mucho, Óscar! Estoy dando la cara por ti con tus padres, y ahora en cuanto nos vamos, aprovechas para...
- Lo siento, pero yo qué sé...
- Tienes que tener más cuidado.
- ¿Y por qué tengo que tenerlo? ¿Por qué? – repliqué. ¿Encima se iba a cabrear conmigo?
- ¡Pues porque sí, Óscar! Hazme caso, ¿vale? Hazme caso.
Aurora cogió su cartera del interior de mi escritorio y se acercó a la puerta.
- Nos volvemos a ir, pero por favor, que Pablo salga en cuanto nos hayamos ido, por favor.
- Ok – cedí.
- Y Pablo, por favor, tápate un poco que te veo todo.
Pablo se miró y se puso las manos al momento sobre el paquete. Al minuto escuchamos cómo se cerraba la puerta de la entrada. Pablo y yo nos vestimos a la velocidad del rayo, abrí la puerta, me asomé como si fuera un espía y fuimos andando hacia el salón.
- Gracias por la sorpresa, pero menuda movida.
- Me alegro que te haya gustado – dijo mientras me volvía a besar.
- ¿Óscar?
- ¡Joder! – dije y Pablo se escondió tras el sillón. De la cocina apareció mi madre.
- ¿Con quién hablabas?
- ¿Eh, eh? Con nadie, nadie. ¿Qué-qué haces aquí?
- Al final solo ha ido a tu padre, yo voy a preparar la cena mientras.
- Ah-ah-ah, genial.
- ¿No te habías duchado? ¿Y por qué te pones la misma ropa? – preguntó extrañada.
ESTÁS LEYENDO
Alguien para ti
Teen FictionÓscar tiene 15 años y un secreto: está enamorado de Pablo, el chico guay de la clase, el deportista, el buenorro, el guapísimo, el ligón y callado Pablo Bernabé. Pero nadie lo sabe, ni siquiera sus mejores amigas. El viaje de fin de curso se acerca...