Epílogo: Óscar

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Sí, a ver, os debo una explicación. ¡Y de las grandes! Pero, ¿qué queríais que hiciera? Me quedé en shock cuando mis padres me dijeron que nos pirábamos. Es que es... vamos a ver, ¿cómo se puede estar tan loco? ¿Dejas toda tu vida atrás solo porque a tu hijo le molan los tíos? Es que a ver, yo creo que no se han parado a pensarlo bien, es que si no, pues como que no me lo explico. Pero vamos, que ni yo ni nadie. Es que se lo cuentas a alguien y flipa. A no ser que ese alguien también sea un intolerante de mierda y claro. Bueno, a ver, le estoy echando toda la peta a mi padre, porque es como el más bruto... pero ¿y mi madre, tío? ¿Qué pasa con ella? ¿Nunca va a parar esta locura? Pues parece que no, porque chico, aquí estoy, en el coche, yendo vete tú a saber dónde. ¡Y Pablo! ¡Joder, se me había olvidado por completo! ¡Había quedado con él! Pero, como suele pasar en estas situaciones, sobre todo si te llamas Óscar Rubio, pues todo va al revés, y no tenía puta batería. ¡Y cualquiera le pedía a mi padre el cargador del coche! Por favor, Pablo, si puedes oírme, o sentirme, o lo que sea, no me odies. No puedo controlar esta situación. De hecho, ha acabado por superarme ya de lejos, tío. Pero bueno, ya sabéis que los tengo muy grandes. Los cojones. Y oye, pues le pedí el cargador a mi padre.

- Para qué lo quieres.

- Coño, porque no tengo batería.

- Quieres avisar a ese tal Pablo, ¿verdad?

- Madre mía, papá. ¡Estás puto obsesionado! ¿Eh? ¡Háztelo mirar!

- Bueno, vamos a ver – me replicó.- ¿Tú te crees que soy gilipollas o qué?

- No.

- Que sé que sigues viéndolo. Que sé que estuvo el otro día en casa.

Oh, mierda. ¿Cómo coño...? Mamá... Joder, ¿se lo había contado?

- Bueno, ¿y?

- ¿Cómo qué 'y'? ¡Te prohibí que...!

- ¡Me prohibiste qué, papá! ¿Ser feliz? Pues joder, lo estás haciendo de puta madre – protesté. Esta discusión... vamos, que pienso llevarla hasta el final.

- ¡No me hables así!

- Pues sí. Te pienso hablar así. O mira, no. Mejor no, mejor no te voy a hablar puto más, ¿sabes? Para que veas lo que has hecho a tu hijo. ¡A tu hijo! – joder, qué poético e intenso me estoy poniendo.

- ¡Ya te dije que no iba a permitir que...!

- ¡Qué!

- ¡Déjame terminar! Eso que has decidido ser no es muy normal y...

- No. No. Yo no he decidido ser nada. Es lo que soy. Es quién soy. Y punto.

- No. Lo has elegido. Es una etapa. Y si hace falta, iremos a uno de esos grupos que ayudan a gente como tú.

- Francisco, para el coche – intervino mi madre.

- Qué dices – respondió.

- Para el coche.

- Estamos en medio de la...

- ¡FRANCISCO, JODER, PARA EL PUTO COCHE! – chilló mi madre. Joder, creo que nunca la había visto gritar. Y, mucho menos, decir un taco.

Mi padre dio un volantazo y paró en doble fila, poniendo los intermitentes de emergencia. ¿Qué coño estaba pasando?

– Baja del coche, Óscar.

- ¿Mamá?

- ¡Baja del coche!

- ¡Vale, vale! Joder – abrí la puerta y bajé a toda velocidad.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora