Capítulo 69

7.3K 651 620
                                    




No me creía poder hacer al fin el plan que tanto tiempo llevamos queriendo. Desde la movida con mis padres, Pablo y yo no habíamos pasado casi tiempo juntos, y mucho menos dormir los dos, en la misma cama, con tranquilidad. Sin tensión añadida. No sabía cómo se lo iba a tomar Aurora, porque a ver, sí, es una tía enrollada, pero de ahí a permitir que dos adolescentes estén follando en su cuarto, pues mira, como que la permisividad tiene un límite. Pero le gusta Pablo, así que jugaré esa carta.

            Subimos en ascensor, los dos con una sonrisa tonta dibujada en la cara. Bueno, más bien yo. Es que deberíais verme. Yo me veía. En el espejo del ascensor, y he de reconocer que daba un poco de miedo. Pero Pablo estaba con ganas, y él también sonreía, así que mi lado creepy se veía contrarrestado por su guapura. Así de claro. Cuando salimos del ascensor y entramos en casa, Aurora estaba con su novia (de la que no recuerdo el nombre, me vais a perdonar) y las dos estaban viendo una película en el salón.

-Ya estoy en casa –saludé.

-Qué tal. ¡Hombre, si traes compañía! –sonrió Aurora y se levantó al momento, directa hacia nosotros. -¿Qué tal, Pablo?

-Buenas tardes –saludó educadamente. ¡Es que me lo como!

-Hola –saludó la novia de Aurora. Ays, ¿cómo se llama? ¿María? ¿Teresa? ¿Sara?

-¿Qué tal el instituto hoy? ¿Qué tal los exámenes? –me preguntó Aurora mientras dejaba mi mochila en el sillón.

-Bien, bien, bien. Todo genial.

-¡Uy, Mr. Positivismo! Qué gusto da verte así –sonrió Aurora.

-Se lo digo a todas horas, pero nunca me hace caso –intervino Pablo. Si es que éramos como una familia ya.

-¿Te quedas a cenar? –preguntó. –Laura ha hecho lasaña -¡Laura! ¡Eso!

            Pablo me miró, esperando a que fuera yo el que aclarara todo y pidiera permiso. Si es que parecía yo cuando fui por primera vez a su casa...

-Sí, se queda a cenar... y... ¿puede quedarse a dormir? –pregunté, tímido.

-¿Está su madre de acuerdo?

-Sí –asintió Pablo. La había escrito mientras subíamos.

-Entonces sin problema. Luego te hago la cama aquí en el salón.

-Eh, Aurora, creo que ha habido...

-¡Ay, ya lo sé, Óscar, cariño! Quería gastarle una broma, ¿vale? No pillas ni una últimamente –me recriminó. –¿Podrías llevar las cosas al cuarto de Óscar? Está al final del pasillo a la izquierda, que tengo que hablar con él un segundo.

-Sí, claro –asintió Pablo y se llevó mi mochila, desapareciendo al final del pasillo.

-¿Qué pasa? –pregunté.

-Me tienes que avisar de estas cosas, Óscar, que esto no es un hotel, aunque lo parezca –me dijo Aurora. Uy, ¿me estaba echando la bronca?

-Lo-lo siento. Fue un plan improvisado y...

-No me pidas perdón. No estoy enfadada. Solo quiero que me avises, nada más. ¿Te parece?

-Sí, sí, claro.

-En media hora, la cena. ¿Vale?

-Genial –sonreí y, antes de irme a mi cuarto, me di la vuelta. –Gracias por todo.

-¿Gracias?

-Por todo lo que haces por mí. Es decir... si no fuera por ti...

-Sabes cuidarte solo perfectamente, cariño. Y si no, tienes a alguien en tu cuarto que se dejaría la vida por ti.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora