Especial Navidad

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24 DE DICIEMBRE

Día de Nochebuena. Si hay un día que me guste a lo largo del año, ese día es Nochebuena. Pero desde pequeño, ¿eh? Yo qué sé, siempre me ha gustado la Navidad. Qué le vamos a hacer. Me gustaría vivir en una de esas pelis navideñas súper cutres que veo con mis padres los días que no hay cole. ¿Timaginas? Esa mañana estuvimos dando un paseo por Gran Vía. Madre mía de mi vida. No había quien diera dos pasos seguidos. LA GENTE. Y eso que las aceras son más anchas. ¿Cómo debía de ser antes? Joder, y encima nadie sabe puto andar. Pero bueno, el caso es que fuimos al centro. Y compramos regalos y tal, porque la Nochebuena la pasamos en casa de mis abuelos. Y estamos todos. Mis diez primos, mis tíos, mis tías, mis abuelos, mis padres... Y de vez en cuando, algún tío segundo y esas mierdas. Pero me lo pasaba bien, ¿eh? De hecho me lo pasaba genial. Aunque ese año sabía que iba a ser difícil. Iba a ser muy difícil. A ver, sé que mis padres no le han dicho nada a nadie de la familia sobre... Bueno, sobre que yo sea gay. Poco a poco nuestra relación ha ido mejorando, sobre todo con mi madre. Con mi padre se ha roto. Está rota. Y si no lo hemos arreglado en estos tres meses, no sé cómo vamos a arreglarlo de aquí en adelante. Es un puto cabezota. Lo es. Pero tiene que entender que su hijo es homosexual. Mi madre ha intentado hablarlo con él a veces, pero nada. No hay forma. Que mi madre tampoco es una santa, ¿eh? Que está yendo a un psicólogo. ¡POR MI CULPA! O sea, flipa. El caso es que hoy celebramos la Nochebuena, pero lo bueno viene después, porque nos reunimos todos en casa de Almudena. Sí, sí. Sus padres se van de fiesta después de cenar (así son) y le dejan la casa para que vayamos. ¡Y tengo unas ganas que no lo sabéis! Vamos todos, y oye, pues pondremos musicote, beberemos, bailaremos, y supongo que muchos nos quedaremos a dormir. GA-NA-ZAS.

- ¿ESTÁS LISTO?

- ¡UN SEGUNDO!

Me miré al espejo y me coloqué bien la corbata. A mis padres les encantaba que fuera super elegante a las cenas de Nochebuena. Bueno, a mis padres y a todos. No podías ir de cualquier manera. Tenías que ir bien. A ver, a mí me encanta ir en traje, os lo voy a confesar. Me gusta, porque me siento super guapo y super buenorro, y es la única forma de conseguirlo, ¿vale? Así que una razón más por la que me flipa tanto esta noche. Cuando salí de mi cuarto, madre el perfume que sobrevolaba todo el pasillo. Todos los años igual. Y en casa de mis abuelos sería peor, porque mi abuela se echaba litros. ¡LITROS! Jo, pero qué ganas de ir. Entramos en el coche y, mientras ponían villancicos en la radio, recorrimos media ciudad hasta llegar a la casa de mis abuelos, un mega chalet que había lejos, ahí en la zona de los pijos y ricos: Puerta de Hierro. Cuando llegamos, habían empezado a caer los primeros copos de nieve. Waaaaa, con lo que me gusta la nieve. A ver, creo que estoy tan hiperactivo por lo que va a pasar después, y es ir a casa de Almudena, todos juntos. Nos abrió una de mis tías, y el olor a pavo inundaba la casa. Había un árbol lleno de luces y adornos junto a la escalera que subía al piso de arriba, y decenas de abrigos colgados en la entrada. Oía las voces de mis primos gritando desde el salón, y la de mi abuelo chillando por vete tú a saber qué. Me quité el abrigo y lo colgué en uno de los percheros, cuando mi padre me cogió de los hombros.

- Ya sabes nuestro trato, ¿vale?

- Sí, joder, sí.

Me soltó y se alejó para saludar a uno de mis tíos, barrigudo y medio calvo. Vale, os debo una explicación. ¿Sabéis cuál es el trato? Que yo me quedo calladito con lo de 'ser gay' y ellos me llevan después a la casa de Almudena. Sí, en esas estamos. Mi madre creo que no sabe nada del pacto. Porque seguramente se habría negado. O no. Mira, yo qué sé. Pero bueno, me mantendría calladito. No iba a ser más difícil que los últimos años, ¿no?

- ¡Hola! – me gritó mi primo Guille. Uf, no lo aguanto.

- Hola.

Me dio la mano, porque ya sabéis que lo de los besos, una vez que creces, como que no, y empezó a preguntarme sobre el cole, y contarme la mierda de su vida. Joder, vale, soy un poco hater. Sorrynotsorry. Después de una hora dando vueltas por la casa, tratando de ayudar a mis tías, y cuidando de mis primos pequeños, que eran legión, a la mesa y a comer. ¡Y todo estaba buenísimo! Obvio. Pero vamos, que todo estaba siendo perfecto hasta que empezaron a hablar los rancios de mis tíos, y bueno, ya sabéis.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora