Capítulo 36

14.7K 1K 540
                                    

- ¿Tú crees que nos dejarán?

- ¿Quién? ¿Estás acojonado por lo que dijo el dire? – bromeó.

- A ver, es que no sé... ¿Crees que van a dejar que compartan una habitación un chico y una chica? – pregunté, cauto.

- Ni que fuéramos a follar Almudena y yo, vamos – protestó y entró en clase.

            Y, mira, porque es Pablo, no voy a decirle: "te lo dije". Pero justo lo que había predicho, se cumplió. Chicos con chicos, chicas con chicas.

- Pero... Rubio es marica. ¿Tengo que compartir habitación con él? – dijo Ricardo, uno de los chicos de clase, del que no os he hablado y, como veis, ni falta que hace.

- Y tú apestas desde aquí, y él tiene que compartir habitación contigo – espetó Pablo de repente y la clase se quedo en silencio.- A mí me da igual compartir habitación con él.

- Claro, sois novios – chilló González, otro rándom de mi clase.

- Sí. ¿Y?

            Un 'uuuuh' se adueñó del aula. Joder, otra vez siendo el centro de atención. Lo que más odiaba. Pero Pablo había intercedido por mí. ¡Y delante de la profe!

- ¡Silencio! La política del colegio es que los chicos compartan habitación con chicos, y las chicas con chicas. ¡Punto! Así que vamos a empezar a hacer las uniones de cada habitación. En algunas habrá tres personas, en otras dos.

            Bueno, entonces a lo mejor teníamos suerte y nos tocaba juntos en la misma. Joder, sería perfecto, ¿no? Aunque si era por orden de lista, íbamos jodidos.

- Pasa de estos gilipollas, ¿eh? – me susurró.

- Ya, ya.

- Solo quieren reírse de alguien.

- Pero no se dan cuenta de lo que jode.

- Créeme que sí, pero les da igual – sentenció.

- Bernabé, Rubio. Compartirán habitación con Gómez – anunció la profesora, y las protestas empezaron porque nos hubiera tocado juntos. Pero yo estaba feliz. Feliz no. LO SIGUIENTE. ¡Que íbamos a esta...! Oh, fuck. Mis padres. No podían saberlo. Así que a ver cómo se lo ocultaba. ¿Serían capaces de llamar al instituto para preguntar? No creo que sean tan sumamente estúpidos, ¿no? Decidme que no, por favor.

            En cuanto dijeron nuestros nombres, Pablo sonrió. Imperceptible, como siempre, pero sonrió. Ay, ojala este momento dure mucho. Pero ya sabemos que felicidad + Óscar no es una ecuación que siempre dé un buen resultado. Y esta vez seguro que no era la excepción. Llamadme pesimista. Yo prefiero llamarlo realismo... o anticipacionismo. ¿Existe esa palabra? Bueno, si no existe, me la acabo de inventar yo, porque soy así de chulo. Pero, por ahora, pensemos en que vamos a compartir cinco días juntos en una habitación. Sí, con otro más, pero bueno, Solo suele estar bastante calladito, y nunca hemos tenido problemas con él, así que esto es un win-win en toda regla. ¡Imagina que nos toca con el imbécil de González! Imbécil. ¿No os da un gusto enorme decir ese insulto? Como que se te llena la boca. Seguro que todos estáis probándolo ahora...

            El caso es que el día ya empezaba bien. Empezaba como tenía que empezar. Aunque me estaba acostumbrando a que el día amaneciera de cara y acabara dándome la patada por la noche. Alba no había venido a clase. ¿A lo mejor quería hablar conmigo el otro día... para contarme que no iba a venir hoy por algo? Ni de coña. No soy su amigo si quiera. Bueno, estará mala, habrá ido al médico o vete tú a saber. Estoy dando esta información porque me llama la atención, pero vamos, que rara es la semana que no falta alguien a clase, también os digo.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora