A ver, quizá con lo del millón de años he exagerado un pelín, pero es cierto que nunca pensé que nada más abrir la puerta, me iba a encontrar a Solero en el salón, con ropa diferente a la del colegio (¡se había arreglado! Estaba... estaba hasta guapo) y con una lata de cerveza en la mano. Es decir, sí, no me cae mal, pero de ahí a tenerle en casa y beber unas cervezas con él, pues como que hay un mundo, ¿no? De ahí viene lo del 'millón de años' de antes. De ahí y de que soy de naturaleza exagerada, ya sabéis.- Anda, Óscar, qué pronto has vuelto – me dice Aurora y me da dos besos. Creo que está un poco borracha.
- Hola, Óscar – me saluda Solero con una sonrisa de oreja a oreja. Claro, yo estaba cortado de la hostia. Yo solo quería meterme en mi habitación hasta el día siguiente, ¿y ahora tenía que hacer vida social con mi tía?
- Hola – saludé entre tímido y cabreado.
- ¿Qué tal con Pablo? – me preguntó Aurora. La miré con cara de 'no me preguntes eso delante de mi profesor' y se calló al instante.- Estaba hablando con Marcos del viaje a Italia de la semana que viene. ¿Tienes ganas de ir?
- Sí, sí. Ya-ya tengo la hoja de la autorización – señalé mi mochila, que estaba sobre el sofá del salón.
- Ah, pues trae y te la firmo rápido – dijo Aurora a la vez que se terminaba su copa de vino de un sorbo. De-un-sorbo.
- ¿Eso se puede?
- Técnicamente tienen que firmarla tus padres, Óscar – interrumpió Solero.
- Ya, bueno, pues eso va a estar jodido. Perdón. Va a ser complicado – me corregí al momento.
- No pasa nada. Es tu casa, puedes hablar como quieras. O como te deje Aurora.
- ¡Uy! ¿Yo? Soy mucho más malhablada que él – sonrió mientras se servía otra copa de vino blanco.
- Aurora ya me ha comentado la situación con tus padres. Tranquilo que con la firme uno de los dos, es suficiente – sonrió y mira, me dieron ganas de abrazarle. ¡Eso significa que podía ir al viaje! ¡No iba a haber ningún problema! Mi madre me la firmaba de seguro. Vamos, no había ninguna duda.
- ¿Por qué no te quedas un rato con nosotros, Óscar? Así hablamos lo de tu podcast – dijo Aurora, señalando la barra de la cocina. Viendo que no tenía ningún tipo de escapatoria, fui hasta una de las sillas altas y me senté, mientras Aurora y Solero se quedaban al otro lado de la barra.
- ¿Vais a seguir con el grupo? ¿Cómo se llamaba?
- 'No es justo' – le recordé.
- Sí. ¿Vais a hacer un podcast o algo? – preguntó, interesado.
- Bueno, estamos pensando opciones. Un podcast, un canal de Youtube... pero ahí estamos, sí – dije, quitándole importancia.
- Eso es muy bonito y muy necesario, que niños y niñas de vuestra edad tomen la iniciativa y hagan esas cosas. Si necesitáis ayuda, ya sabes – sonrió y bebió de su lata de cerveza.
- Supongo que no podré beber cerveza yo también, ¿no? – pregunté, a ver si colaba. Aurora me miró con cara de pocos amigos, se levantó y me colocó una lata de Coca-Cola delante.- Ok, captado. ¿Y de qué os conocéis vosotros dos?
- ¿Nosotros? – rió Solero.- Bueno, íbamos juntos al cole. Éramos amigos.
- ¿Cómo que 'éramos'? Somos, ¿no?
- Sí, sí. Somos – dijo Solero, pasando su brazo por detrás de Aurora. Espera, ¿habían estado liados o algo? Porque esas sonrisitas no me gustaban nada.
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Alguien para ti
Teen FictionÓscar tiene 15 años y un secreto: está enamorado de Pablo, el chico guay de la clase, el deportista, el buenorro, el guapísimo, el ligón y callado Pablo Bernabé. Pero nadie lo sabe, ni siquiera sus mejores amigas. El viaje de fin de curso se acerca...