Capítulo 50

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A ver, a ver, a ver, que sé que os debo una explicación. Bueno, una no. Varias. Pero centrémonos, madre mía. Sí, estoy enamorado de Pablo Bernabé. Sí, es mi novio. Sí, le dije que 'no' la primera vez que me dijo de follar. Sí, ahora vamos a hacerlo. Sí, estoy... estoy... estoy seguro de ello, joder. Pero ¿cuál es el puto problema? Que no sabemos muy bien por dónde empezar. A ver, si os soy sincero, yo estaba mazo distraído al principio, porque bueno, no podía parar de pensar en la historia de Pablo con los animales esos. Pero, por otro lado, y por muy retorcido que suene (¡NO ME JUZGUÉIS A ESTAS ALTURAS!), me ponía mazo que nos hubiera defendido, ¿sabes? Y yo qué sé, cuando volvió al cuarto después de hablar con su madre, pues ahí estaba yo, plantado, esperando decirle que sí, que podíamos probar. La verdad, llevaba todo el día pensando en ello, ¿sabes? ¡Hasta había intentado documentarme! Que tampoco es muy difícil, vamos a ver. Es decir, y perdonadme por ser tan claro, pero el sexo entre dos tíos consiste básicamente en meter la polla en el culo del otro. ¿No? Pero claro, la pregunta es: ¿quién la mete? ¿Y cómo? Y, lo más importante, ¿hace daño? ¿Cómo se pone uno de acuerdo, y cuál es la mejor postura y...? 

- Oye, pero... y... ¿y si buscamos un vídeo para ver cómo hacerlo? –sugerí.

- ¿Un vídeo?

- Sí, yo qué sé, porno o algo.

- ¿Quieres? – me preguntó, con una sonrisa así de lado.

- No sé, mejor, ¿no?

- ¿Tú ves porno? Te tenía por un chico decente – bromeó.

- Ay, calla – respondí, totalmente avergonzado.

- A ver, espera... - se puso a buscar algún vídeo mientras yo estaba completamente desnudo.- ¿Quieres que empiece yo?

¿Qué si quiero que empiece él? Supongo que se refiere a que él va a ser el que... el que folle, ¿no? Bueno, mejor, menos presión para mí.

- Vale – respondí.

            Entonces cogió algo de su mesa y me dio la espalda. Oí cómo abría algo y entonces entendí lo que era. ¿Realmente hacía falta ponerse un condón? ¡Tenemos 15 años! Bueno, supongo que sí. Nunca está de más hacer las cosas bien y seguras, ¿no? Ay, mira, yo qué sé. Se giró y tenía el condón puesto y la polla super empalmada. Joder, vamos a hacerlo. Esto es verdad, está pasando. Vamos a follar. Va a ser mi primera vez... y con Pablo Bernabé. ¡Con Pablo Bernabé!

- ¿Vamos?

- Vamos – respondí, aún con nervios.

- ¿Seguro?

- Sí, sí.

            Se tumbó sobre mí y siguió besándome por todos lados. Mira, mi cuerpo era suyo. Podía hacer lo que quisiera. Incluso llenarme de babas. Que es lo que hizo. Literalmente.

- Óscar, estás temblando – me dijo, separándose un poco de mí, como si estuviera haciendo una flexión. Madre mía sus bíceps.

- Es por que tengo frío – pero no era por el frío. Bueno, un poco sí, pero también por los nervios.

- Si no quieres, está bien, ¿eh? Puedo chupártela.

- No, no. Quiero hacerlo – insistí.

- Ok. Voy entonces... Pero te tienes que dar la vuelta.

            Giré sobre mí mismo y me puse boca abajo, pero con la vergüenza por las nubes. Pablo se sentó sobre sus talones, oí cómo se chupaba los dedos y, unos segundos después, me los metió dentro. ¡Uf! Qué sensación más rara. A ver, rara pero... pero estaba bien, por extraño que parezca. Al poco tiempo los sacó y me cogió de las caderas. Se tumbó sobre mí y empecé a notar la punta de su polla, y cómo trataba de entrar. Pero no lo conseguía, y era bastante incómodo.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora