Capítulo 44

15.9K 1.1K 577
                                    


Después de una pelea sin cuartel y acabar calados hasta los huesos, nos dejamos caer sobre la nieve, dispuestos a mirar las estrellas sobre nosotros. Cuando estaba con él, se me olvidaba todo lo que había a mi alrededor. Sí, puede que fuera un poco egoísta, vale. Pero oye, dejadme ser feliz por una vez en mi vida, ¿no? Solo os pido eso. ¿Es too much?

- Estoy empezando a mojarme el culo – me confesó de repente y me eché a reír.- No te rías de mí, es verdad.

- Lo de tirarse a la nieve no ha sido la mejor de tus ideas, ¿eh? – confesé.

- Las he tenido peores.

- Desde luego.

- Oye... - dijo, acariciándome la mano.- No te ha molestado, ¿verdad?

- ¿Molestarme? ¿El qué?

- Bueno, ya sabes... lo del condón... - dijo, en un hilo de voz.

- ¡No! No, para nada.

- Sabes que puedes decírmelo, ¿no?

- Sí, sí.

- ¿Qué pasa con Albert? – cambió de conversación tan rápido que hasta me mareé. ¿Cómo que qué pasaba con Albert? Ay, dios. ¿Sabría lo del beso? No, no, no. Era imposible.

- ¿Qué pasa con Albert? – repetí.

- Lo de antes. ¿Qué hablábais?

- Ah, ah, vale... - uf, menos mal. Como siempre, agobiándome antes de tiempo. Pero un segundo. ¡Wait a second! ¿Debía contarle lo que había hablado con Albert? Me había pedido expresamente que no se lo contara a nadie... pero claro. Era Pablo. ¿Cómo no iba a contárselo a él? – Prométeme que no dirás nada a nadie.

            Pablo se incorporó, preocupado, y me miró fijamente a los ojos.

- ¿Va todo bien, tío? – dijo, serio como nunca.

- Sí, sí. Bueno, a ver, no. No está bien. Es Albert... Bueno, Diego sabe que es gay... y-y-y se pasaron con él el otro día.

- ¿Cómo que se pasaron con él?

- Uf... esto... - joder, eso me pasaba por abrir la boca. Esto era jodido. Era casi como si me hubiera pasado a mí.- ¿Recuerdas la pequeña herida que tenía en el costado?

- Sí. ¿Se la hicieron? – asentí y Pablo se levantó de golpe.

- ¡Eh, eh, relaja, Capitán América! – me levanté junto a él.- No podemos contar nada a nadie. Se lo he prometido.

- ¿Y por qué le prometes eso? Él fue el primero en ayudarte el otro día.

- Ya bueno, ¿y qué iba a hacer?

- Pues decirle que no.

- Oye, no es tan fácil. ¿No eras tú el que me decía lo de que cada uno tiene sus tiempos? – le recordé.

- Mierda, sí. Tienes razón. Pero...

- Al menos me dijo que hablaría con el director cuando volviéramos del viaje...

- Si sirviera de algo hablar con el gilipollas del dire, claro – refunfuñó.- Venga, volvamos dentro.

- Oye, oye. Pero no digas nada, por favor. ¡Que me mata!

- Tranqui, no diré nada. Soy una tumba – me guiñó el ojo y, acto seguido, puso su brazo en jarra.- ¿Me acompaña al baile, caballero?

- Será un honor – bromeé, y los dos volvimos a la fiesta.

Al día siguiente, durante el viaje de vuelta, nunca habíamos estado tan en silencio. A ver, no solo Pablo y yo sino todo el bus. ¡REAL! Claro, es que a ver. La fiesta terminó super tarde. Y luego cada uno siguió en sus habitaciones. Los profesores estaban tan agotados que les daba todo igual. Así que, por ejemplo, en la habitación de Albert estuvimos despiertos casi hasta la hora del desayuno. No, no volvimos a jugar a lo de los Donettes, aunque Almu lo intentó varias veces, ¿eh? No os creáis. Y, pese a todo, el viaje se me hizo más rápido que la vida. Claro, me lo pasé la mitad durmiendo... y la otra mitad pensando en el pobre Albert. Hasta que llegamos a la entrada del cole a eso de las siete de la tarde, y la entrada estaba repletita de padres del resto de alumnos. Bueno, menos mis padres, que me habían escrito para que fuera directamente a casa. Di que sí. Eso son unos padres cariñosos y preocupados por su hijo. ¡DI QUE SÍ! Joder, madre mía de mi vida. Qué pereza más grande volver a casa. Pero este viaje al menos me había servido para algo. Bueno, para muchas cosas. Primero, para afianzar mi relación con Pablo. Y segundo, para darme cuenta que tengo un grupo de amigos de la hostia. ¿A qué tenéis envidia de mí? Ay, el pobre Óscar al final es feliz. Aunque sea un poquito.

Alguien para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora