Nunca pruebes el alcohol - Tringy

De camino a casa (Segunda Parte)

- Id con cuidado. —Dijo Stephanie una vez que llegó a la valla de su casa.

La pareja se fue en silencio. La tensión que había entre ambos era tan incómodo que hasta el sonido de los grillos destrozaba el ambiente.

Stingy permanecía con una actitud fría deseando haberle golpeado con más fuerza al bruto y chulo de Gallagher. En cambio, Trixie quería llorar por haber metido en problemas a Sportacus y Stephanie.

Al llegar casi a su casa, Trixie le agradeció a su amigo por haberla a acompañado. La respuesta de Stingy era permanecer serio y con los puños metidos en sus bolsillos. La rabia e ira recorrían todo su cuerpo. El problema que tenía Stingy con las peleas es que horas más tarde sufriría las consecuencias de la adrenalina: todo el cuerpo le dolería como si hubiera recibido una brutal paliza.

- ¡Trixie! - le gritó el chico antes de que ella se fuera a casa - ¡Mírame!

- ¿Qué quieres?

La chica quería evitar el contacto visual con él. Su actitud enojo todavía más al mimado.

- ¡Mírame cuando te estoy hablando!

- ¡¿Qué es lo que...?!

Stingy hizo girar a Trixie para que le viera la cara. Él estaba enfadado y la paciencia iba llegando a su fin.

- Stingy...

Trixie iba a gruñirle, pero se dio cuenta que entre los coches aparcados enfrente de su casa estaba aquel Chevrolet negro de Matthew.

El corazón le latió cada vez más al ver ese vehículo y, sobre todo, la sombra que había dentro dejando a la vista que el propio Matthew espiaba a la menor.

Trixie tragó saliva. Los nervios la devoraban por dentro sabiendo que el inspector de servicios sociales estaba enfrente de su casa dentro de su coche.

Stingy se percató que algo no iba bien en la mirada de ella. Entonces, el joven se dio la vuelta y vio aquel Chevrolet negro. El chico no se lo pensó dos veces y fue hacia ese vehículo. Pero el coche arrancó yéndose del lugar chillando rueda y desapareciendo en la oscuridad de la noche.

- ¡HIJO DE PUTA! —Le gritó el mimado.

Él fue tras la chica, quien intentaba entrar en su casa, pero con los nervios las manos le temblaban demasiado.

- Trixie, ¿ese el tipo que te incomodó el lunes por la noche?

- ¡¿Y tú qué hacías un lunes de noche por ahí solo?!

- Quería verte.

Ella lo miro y el silencio apareció entre ellos.