Fiestas

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Las fiestas de Lazytown llegaron a la ciudad. El grupo había quedado por la tarde para ver la traca que tendría lugar en la Plaza Mayor. 

Ziggy y Pixel hablaban sobre las atracciones de la feria. Los precios habían bajado bastante con el objetivo de captar más viandantes. Stephanie apareció junto con Trixie. Para sorpresa de todos, Sportacus llegó con un salto yendo de paisano.

A la pelorosa, quien disimulaba sus ganas de besarle, lo saludó como siempre. 

- Chicos, ¿y Stingy? - preguntó el glotón - Nunca llega tarde a las quedadas.

- Haber si se ha quedado dormido —Respondió Pixel.

Los chicos siguieron hablando acerca de los precios de las atracciones. En la mente de Trixie solo le recordaba el día de la pelea con Ken junto con la agresividad del pijo quien deseaba haberle pegado la paliza de su vida. Mientras, Sportacus se puso detrás de Stephanie disimulando ver cómo los cohetes explotaban en el cielo causando aplausos por parte del público. El héroe aprovechó la distracción de los chicos para apretarle el trasero a Stephanie.

Ella puso sus manos detrás de su espalda dejando que su chico siguiera tocándole el trasero. Sin embargo, Trixie miró de reojo e intentó no reírse ante la actuación que hacían ambos. Le echó un vistazo a su amiga, observaba que disfrutaba aquello que le hacía Sportacus.

Conociendo al estúpido de Stingy no lo haría por si alguien se diera cuenta, pero a solas me lo dejaría bien marcado

Trixie sonreía porque su amiga todavía no le había contado nada, no le importaba. Le hacía gracia ver a su amiga disfrutar que el héroe le tocara como posesión suya.

Entre el público apareció un chico con gafas de sol con algunas marcas en sus mejillas y las manos guardadas en sus bolsillos, era Stingy.

- Stingy - exclamó el pijo al verlo -, te has perdido la inauguración de las fiestas.

- No importa. —Respondió muy seco el chico.

Entre los chicos se miraron debatiéndose si preguntar al pijo que le estaba pasando o no decir nada. De costumbre, Stingy no suele ser tan introvertido ni tampoco llegar tarde a los lugares. Su presencia se la veía bastante apagada. Trixie pensó que anoche, al llegar tan tarde a casa, su padre le pusiera bien a caldo.

La traca continuó con un redoble de cohetes explotando en el aire dejando caer la pólvora sobre el público. Una vez que se terminó el espectáculo de cohetes, la gente empezó a aplaudir y a silbar de alegría dando a entender que las fiestas se habían inaugurado.

- Chicos - dijo Ziggy -, ¿vamos a la tienda que hay cerca del ayuntamiento? Para pillar golosinas.

- Venga, vámonos. —Le respondió el informático.

Nunca pruebes el alcohol - TringyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora