Charla en privado (Primera Parte)

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En el recreo, los chicos estaban hablando sobre las fiestas de Lazytown que estaban a la vuelta de la esquina.

- Tengo ganas de divertirme un poco, el instituto me deprime. —Comentaba Ziggy bebiendo su batido de chocolate.

Pixel afirmó sus ansias de salir a divertirse al igual que Stingy.
Sin embargo, la pelorosa fingió alegría de ir al parque de atracciones, aunque su realidad era otra.

Stephanie quería pasar alguna que otra tarde durante las fiestas en la nave de Sportacus. Ambos se enviaban mensajes por teléfono a escondidas y, en alguna que otra ocasión, Sportacus le robaba besos a su musa estando a solas con ella en su casa cuando le arreglaba algún mueble a Milford.

- Trixie - le llamó el informático -, ¿vendrás con nosotros en las fiestas?

- Dicen que va haber nuevas atracciones en la feria, ¡va a ser la caña! —Confesó Ziggy.

- ¡Claro! - respondió la chica - ¡Tengo ganas de ir a la feria este año!

A pesar de su sonrisa falsa, la pelinegra quería llorar. El hecho de saber que las fiestas de Lazytown estaban cada vez más cerca la sucumbía a proteger a su madre de evitar la ingesta masiva de alcohol. Ninguno de sus amigos sabía lo que ocurría en su hogar, ni siquiera Stephanie.

Mientras los chicos comían su almuerzo, Samantha se acercó al grupo. La presencia de la líder de las pijas les sorprendió a los presentes. Stephanie dejó de comer su sándwich; Pixel observó a la chica pausando su videojuego; Ziggy se quedó atontado al ver el rostro angelical de la rubia; Stingy también dejó de comer viendo a aquella chica con odio y Trixie, comiendo su almuerzo, supo el por qué de su visita.

- ¿Quieres algo, Samantha?

- Hablar contigo - le respondió la adolescente -, en privado si puede ser.

Trixie se levantó y se fue con Samantha a la parte de atrás de los servicios para hablar sobre el incidente con Victoria.

Los chicos se sorprendieron sobre la presencia de Smith, empezaron a pensar que debía ser por el suceso en la primera clase. Stingy, disimuladamente, se mordía los nudillos de su mano izquierda.

El pijo pensó en levantarse e ir a buscar a Trixie, pero empezaba a dudar de sí mismo.

¡¿Pero qué es lo que te ocurre?! ¡Es Trixie! Ella sabe como manejar una situación violenta, sabe defenderse de un grupo de niñatas malcriadas y mimadas. Sabe cómo escapar sin resultar herida. ¡Por Dios es Trixie Kolman!

Stingy sabía que Trixie era una chica ruda, no tenía miedo de enfrentarse a nadie ni tampoco le temblaban las piernas cuando la enviaban al despacho del director. Trixie Kolman, no le tenía miedo ni al diablo.

Nunca pruebes el alcohol - TringyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora