Nunca pruebes el alcohol - Tringy

¿Quién es?

- Mamá - dijo Trixie mientras fregaba los platos -, ¿has terminado tu cena?

- Odio la comida.

- Si fuera Bourbon otro gallo cantaría.

Bárbara hizo una mueca estando de acuerdo con su hija.

- Nunca pruebes el alcohol, Trinnie, beber sin mesura te jode la vida.

Trixie ignoró lo último que comentó su madre, pero en el fondo tenía razón sobre beber sin control. Quién prueba la droga una vez siempre vuelve a repetir. 

La menor terminó de fregar los platos cuando el timbre de la casa empezó a sonar. Ambas miraron el reloj, las 22:20 de la noche. Trixie pensó en Stingy. Tal vez, habría regresado de hablar con los chicos sobre la pelea de mañana.

La menor se acercó a la puerta, a través de la mirilla, observó que era el gordo.

- ¡Mamá! - la chica regresó de inmediato a la cocina -, ¡Matthew está aquí!

- ¿Ese inútil? ¿No tiene vida o qué?

Bárbara, que no había probado trago desde hacia cuatro horas, se acercó a la puerta y la abrió esperando la «sorpresa» del gordo.

- Matthew - Bárbara mostraba su poco entusiasmo de ver al inspector -, ¿cómo usted por aquí?

- Bárbara - el hombre por dentro estaba rabioso porque no le había abierto la menor -, pasaba por el barrio y quería saber cómo están usted y su hija.

- Yo bien y mi hija también, ¿algo más?

- ¿Dónde esta Trixie?

- Durmiendo, ¿por qué?

- Como estamos en fiestas pensaba que Trixie habría salido a divertirse con sus amigos.

- Mi hija está en casa, durmiendo, si sale o no a divertirse eso no es asunto suyo, Matthew. ¿Le queda claro?

- Lo entiendo - respondió el gordo sin parar de sonreír -, que tengan una buena noche.

- Igualmente, Matthew.

Bárbara cerró la puerta, se aseguró de que el inspector se alejara de la casa por la mirilla. Matthew se subió al Cadillac negro yéndose lejos de la casa de las Kolman.

- ¿Se ha ido, mamá?

Bárbara se dio la vuelta y observó a Trixie asomada en la puerta de la cocina. Algo se quebró en la mente de Bárbara porque ver así a su hija la hizo recordar cuando su ex marido las abandonó. ¿Se ha ido, mami?, preguntó su hija asomada en la puerta de la cocina. Trinnie era muy pequeña para recibir tanto dolor.

- La semana que viene vendrán estos cabrones para ver tus notas, ese desgraciado de Matthew no va a estar contigo a solas en tu habitación.

- ¿Y qué vas a hacer?

- Ni idea, pero ese cabrón no va a estar contigo a solas.